La posibilidad de dar toros en Magdalena y Fallas es cada día más real. Sería en ambos casos con ferias reducidas, entre tres y cuatro corridas de máximo nivel, sin coincidir en las fechas, faltaría más: el fin de semana del 18 al 21 en Valencia, mientras que los dos anteriores quedarían a disposición de Castellón. El acuerdo de las fechas, que se antoja de lo más lógico, y la conveniencia de recortar plazos en la adaptación normativa vigente que permita ese objetivo son los primeros acuerdos tácitos entre las dos empresas, que cuentan con las bendiciones de las administraciones implicadas a falta, naturalmente, del permiso de la autoridad suprema, que, en este caso, no es otra que el dichoso coronavirus, que siempre tendrá la ultima palabra rememorando el tradicional formulismo con que se encabezaban los carteles “con el permiso de la autoridad y si el tiempo (en este caso el coronavirus) no lo impide… habrá toros”.
El fuerte arraigo social de ambas ferias, su trascendencia desde el aspecto estrictamente taurino, las dos marcan la tendencia y el camino cada temporada en un sector que genera para el Estado en concepto de IVA 140 millones de euros anuales, ocho veces más que el cine; así como su gran peso como dinamizadoras económicas de las ciudades -5,6 millones de euros de impacto directo en Castellón y 14 millones en Valencia- dan especial importancia a su celebración. En la misma dirección se planifica en Sevilla, donde a pesar de haberse suspendido la Feria de Abril el empresario de la Maestranza, Ramón Valencia, ha manifestado en Aplausos su disposición a dar toros con la secuencia de fechas que convenga. Lo mismo sucede en Madrid que se prepara para dar toros en primavera y en las principales plazas francesas que, incluso, han llegado a dar avances de carteles de toros y toreros.
Simón Casas: “Quiero organizar en Fallas lo máximo y lo mejor que permitan las circunstancias. Tengo ya reservadas las ganaderías”
Con ese objetivo, en Valencia se han intensificado las reuniones entre los representantes de la administración, Generalitat y diputaciones fundamentalmente, empresarios y representantes de las asociaciones de aficionados. Para sacarlo adelante es imprescindible hacerlo viable económicamente y para ello es necesario modificar la normativa vigente, para lo cual bastaría con adoptar la que ya existe para els bous al carrer en los que rige la distancia de metro y medio en la calle y la ocupación de asientos alternativos en las gradas, lo que equivale a un cincuenta por ciento del aforo.
Actualmente en lo que respecta a las plazas, el acuerdo del Consell de 19 de junio de 2020, en su apartado 3.7.5 señala: “Todas las plazas, recintos e instalaciones taurinas al aire libre podrán desarrollar su actividad siempre que cuenten con butacas preasignadas, y no se supere el cincuenta por ciento del aforo autorizado y, en todo caso, un máximo de 800 personas”, coletilla esta última, el máximo de ochocientas personas, que habría que suprimir por cuanto no rige en los espectáculos de la calle y además hace imposible la viabilidad económica de los festejos.
En estas reuniones se trabaja al parecer con un texto alternativo que dice: “Para los espectáculos taurinos que se celebren en plazas de toros, se atenderá a las condiciones y requisitos higiénico-sanitarios y de seguridad establecidos y exigidos a los festejos taurinos tradicionales (bous al carrer) en la normativa reguladora de las restricciones frente a la Covid-19”.
Planes y proyectos
Los antecedentes juegan definitivamente a favor de la modificación. En El Puerto de Santa María se celebró una gran corrida llenando el cincuenta por ciento del aforo sin ningún tipo de altercado ni contagio. En Mérida se celebró la feria con un setenta y cinco por ciento del aforo cubierto con los mismos resultados de organización y cero contagios. En ambos casos se mantuvieron sin problemas los controles a la entrada y la salida, la distancia entre espectadores y la mascarilla.
Toño Matilla: “Prefiero tomar decisiones ya y luego si hay que suspender se suspende. Asumo ese riesgo de perder los costos de gestión”
Toño Matilla, empresario de Castellón, subraya en Las Provincias la conveniencia de tomar decisiones normativas cuanto antes teniendo en cuenta las peculiaridades de la organización. “Hay que saber cuanto más pronto mejor que tenemos vía libre al menos con ese cincuenta por ciento del aforo. Es muy importante tanto para poder trabajar con garantía como para animar a los aficionados, para que sepan que no les abandonamos. Prefiero tomar decisiones ya y luego si hay que suspender se suspende. Asumo ese riesgo de perder los costos de gestión. Y si a última hora hubiese que suspender y devolver las entradas las devuelvo como hice el año pasado, pero es muy importante ponerse a trabajar cuanto antes”.
En cuanto a la estructura de feria, siempre a expensas de la evolución sanitaria, se plantea dos corridas con figuras y una tercera con la de Adolfo Martín que tanta aceptación tiene en la zona, sin descartar una de rejones y en cuanto a toreros deja entrever que no tendrá problemas, lógico, al fin y al cabo en más de una ocasión tendría que negociar con él mismo.
Con la misma predisposición a dar la feria se manifestaba Nacho Lloret, representante de la compañía Simón Casas Productions en las reuniones con la administración. En estos momentos la peculiaridad de Valencia respecto a Castellón radica en la propiedad pública de la plaza, cuyo contrato de gestión quedó en suspenso el pasado marzo y se está a la espera de reactivarlo en las próximas horas, circunstancia que podría haber ralentizado hasta ahora su gestión y aún así Simón Casas ya ha mantenido contactos con las principales figuras. “Quiero organizar lo máximo y lo mejor que permitan las circunstancias. Tengo reservadas las ganaderías que son necesarias para una feria importante y he mantenido contacto con los apoderados de los toreros que naturalmente quieren venir aunque para concretar más habrá que saber el aforo que se permite para negociar los honorarios”.