Fernando González: Gracia sevillana

José Ignacio Galcerá
sábado 11 de junio de 2011

Con dieciocho años recién cumplidos Fernando González continúa con sus estudios de segundo de Bachillerato en su pueblo, la localidad sevillana de Utrera. A pesar de que se lleva bien con los libros, sin duda lo suyo es el capote y la muleta.

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Con dieciocho años recién cumplidos Fernando González continúa con sus estudios de segundo de Bachillerato en su pueblo, la localidad sevillana de Utrera. A pesar de que se lleva bien con los libros, sin duda lo suyo es el capote y la muleta. “Aunque no hay antecedentes en mi familia, desde bien chico siempre me ha llamado la atención el mundo del toro. Veía toros por televisión y un día me acerqué a una venta que hay cerca de mi casa donde hay una pequeña plaza y estaban entrenando unos banderilleros y fue cuando comencé a arrimarme a ellos y al mundo del toro”.

Tan sólo lleva una novillada sin caballos. Fue en su pueblo, en Septiembre del pasado año cuando el coso utrerano volvió a abrir sus puertas tras años sin hacerlo. Cuentan los que allí le vieron que fue como un soplo de aire fresco. Tiene gracia, empaque, juventud y compás, mucho compás. Todavía es pronto, aún le queda mucho que decir, pero lo de aquella tarde ante un novillo encastado de El Parralejo, no pudo ser un espejismo. “La gente del pueblo no me conocía, nunca me habían visto torear en ningún sitio y cuando me vieron salieron contentos. Un novillero sin caballos ahora lo que tiene que hacer es arrasar y cortar orejas como sea, pero sí es cierto que me gusta el toreo de arte, de pellizquitos, pero es cierto que si no embiste el novillo tiene que embestir uno”.

Gustaron tanto sus formas desde que debutó de luces el pasado año que ya se ha convertido en el ojito derecho de sus vecinos. De ahí que Fernando González se siente un privilegiado por el apoyo que le están brindando sus paisanos y sólo tenga palabras de agradecimiento hacia ellos: “Ayuda profesional tengo poca pero del apoyo moral no me puedo quejar porque sinceramente tengo personas alrededor que siempre me dan consejos, me ayudan y tengo la oportunidad de hablar con ellos de toros y te da confianza para seguir adelante, con ilusión y e intentar que no te aburras pronto”.

Aquella tarde de Septiembre en Utrera ha sido hasta el momento su única oportunidad. “Aquí hay muy poca ayuda y lo poco que hago es cuando mi padre y yo nos orientamos los fines de semana y vamos de tapia en tapia. Ahora llevo un mes yendo a la Escuela de Sevilla – Amate y todo fue porque coincidí con un chaval en el campo que pertenece a esta escuela y me comentó que había pocos alumnos. El otro día por primera vez fui al campo con los compañeros a la finca del maestro de Diego Puerta y la verdad que estoy contento”.

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