DESDE LAGUNAJANDA

“Gracias por sacarme de tantos apuros en el campo bravo”

Salvador de la Puerta
sábado 12 de febrero de 2022

Un acertijo decirte me gustaría y si lo encuentras, nada más importante te acompañará en la vida. Su medida es la “sin medida”, y en su debilidad encontrarás la fuerza. Su sentido solo la hallarás si decidido a darlo estás, y cuanto más regales más recibirás…

¡Es el amor, es la entrega!, pero…  ¿creéis que esta fuerza sin igual en un cuerpo mortal como en su casa podrá descansar…?

Si de amor capaz de morir eres, no cejes de encontrar a quien te cuide, pues si no tu entrega será lo que te lleve. Como la vaca brava que embistiendo en una acometida más su final le sorprende, donde su voluntad llega pero su corazón se desprende. Como tú hoy alazana, que por entrega todo lo hubieras dado en aquella pendiente arriba de tierra oreada, en galope hasta las rodillas enterrada, tras la vaca indómita pero por ti controlada. Ahora te veo serena cuando antes tu respiración no te seguía, y de tu sudor desprendiendo vapor que te rodea, como diosa que más que real te esfumas y te elevas, hacia el cielo donde tu alma sin límites no tiene cerrojos a tanta entrega.

Como un tablero a dos colores negro y blanco así se nos presenta el campo. La vida y la fatalidad de la mano siempre están, y con un movimiento imprudente, en una mala jugada, de bruces te llevará a la muerte. Por eso, cuando por la mañana en el ruedo de la plaza te encerré, para darle salida a aquel toro por el chiquero de abajo, sabía que no había sitio más seguro ni más templado. El toro, que andaba solo y caliente, salió como un león fiero y ardiente, y fue entonces cuando lejos lo vi que bajé a recogerte allí, sola, esperándome, templada y tranquila, sin moverte de donde te dejé, clavada en la arena como en medio del campo sueles hacer.

Y entonces me quedé disfrutando de ti, contemplándote precisamente allí, en el centro de aquel albero, donde tantos oles y palmas habían levantado tantos toreros. Todos esos oles te regalo yo compañera, por tu nobleza y entrega. Gracias por sacarme de tantos apuros en el campo bravo, con sus silencios, sin un solo alago, sin un solo aplauso que ahora son todos tuyos … ¿no lo escuchas?… ¿no lo sientes? … los oles son ensordecedores en este ruedo resplandeciente…

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