Juan Bautista, una tranquila pasión

El homenaje que en Arles se rindió a Juan Bautista por su retirada definitiva del toreo se abrió en el Teatro Municipal con el estreno de un texto teatral, un monólogo basado en las cartas que el poeta Yves Charnet escribió al torero entre 2001 y 2006, su época más difícil. El actor Arnaud Agnel -hora y media en escena sin más apoyo que su voz y su expresión corporal, desdoblado en dos personajes-, ha recibido un reconocimiento singular. Obra de consagración. Después de la apertura dramática, un fin de semana de honores evocativos sin melifluas melancolías. Solo la historia de un serio torero de rigor herido por una pasión: el toro bravo. El de La Quinta muy en particular.

– Juan Bautista incluyó un toro de La Quinta, que vino a reafirmar su fe en el encaste y la ganadería. De apenas 500 kilos, con las hechuras del primitivo buendía, bajo de agujas y corto de manos, pechugoncito, reunido y engatillado de cuerna. Y cárdeno

– Los trajes, salidos sin excepción de la sastrería de Fermín, se sostenían sobre maniquíes vestidos con ellos. El modelo de Lacroix, de carmín encendido con galones y bordados negros, resulta espectacular. Pero para vestirlo tan solo una vez y dejarlo colgado en una vitrina

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