El Palco, por Rafael Comino Delgado

La gran cátedra

Rafael Comino Delgado
martes 02 de junio de 2015

Madrid debe ser, por razones que no vamos a discutir ahora, la primera plaza del mundo, la Gran Cátedra. Pero para tener y mantener ese título hay que merecerlo con su comportamiento en todos los aspectos.

En los últimos días, con motivo de mi articulo Orejas de menos peso, se ha debatido en ww.aplausos.es sobre el comportamiento del público que va a Las Ventas de Madrid y el valor de las orejas cortadas allí. Al respecto he leído muchas opiniones, todas ellas bastante razonadas y con, al menos, parte de razón. Mi punto de vista sobre este tema ya ha sido parcialmente expuesto en artículos anteriores. Resumidamente es el siguiente:

1.- Madrid debe ser, por razones que no vamos a discutir ahora, la primera plaza del mundo, la Gran Cátedra.

2.- Por tanto, un triunfo en Madrid ha de ser reconocido y valorado como tal, como el máximo triunfo.

3.- Pero para tener y mantener ese título hay que merecerlo con su comportamiento en todos los aspectos: Presentación de los toros, rigurosidad en cumplir el reglamento, en mantener la pureza e integridad de la Fiesta, exigencia para conceder trofeos, atención a los públicos (es inadmisible que no exista un equipo de megafonía para dar constante información de cualquier hecho de alguna relevancia. Como todos vimos en una reciente novillada, dos novilleros pasaron a la enfermería y nadie sabía si saldrían o no, ni como iba a desarrollarse la lidia a partir de ese momento), dar los mejores carteles posibles, dar oportunidad a todos los toreros que tengan posibilidades. Lo que decíamos, merecerlo en todos, absolutamente todos, los aspectos.

4.- Es inevitable que existan grupúsculos que van a la plaza no a emocionarse viendo torear bien, sino a enfadarse y reventar faenas, dependiendo del torero actuante. No podemos evitar que existan pero deben ser inmediatamente callados por la gran mayoría de verdaderos aficionados.

5.- Entre esos grupúsculos debo destacar los que pitan cuando el torero está toreando ligado y no se queda cruzado totalmente entre muletazo y muletazo. Deben saber, porque muchos profesionales con gran autoridad lo han dicho infinidad de veces, que hay que estar cruzado, en la rectitud del toro, en el primer muletazo, pero después es imposible quedarse siempre cruzado si se quiere ligar, pero ellos continúan con esa aberración, reventando, tarde tras tarde, faenas cuando el torero no es de su agrado. El respeto es fundamental. El público tiene sus derechos pero también sus deberes. Pagar una entrada da derecho a mostrar su disconformidad con lo que esté mal, pero no da derecho a tener razón y menos a faltar al respeto.

6.- El presidente tiene que actuar con máxima ecuanimidad, sin dejarse influir por nada ni por nadie, evitando ser el protagonista.

7.- Si Madrid quiere ser la Gran Cátedra tendrá que ser ecuánime con todos los toreros. Ya sabemos que todas las plazas tienen sus consentidos pero eso no quiere decir que sean injustos con otros.

8.- La Comunidad de Madrid, propietaria de la plaza, y la empresa organizadora deberían buscar los medios para dar a conocer, de forma fácil, al gran público los aspectos más importantes de la lidia, el porqué de cuanto se hace, el reglamento, etc.

9.- Podríamos hablar de la comodidad de la plaza. Es inadmisible que, en el siglo XXI, la primera plaza del mundo esté expuesta a las inclemencias del tiempo, al albur de que haga o no viento, que llueva o no.

Es lo que pienso. Probablemente habrá quien no esté de acuerdo en algo, o en todo. Podemos debatir, siempre dentro del máximo respeto y así probablemente encontremos el punto de equilibrio al que aspiramos.

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