TAL DÍA DE ESTA SEMANA… 14 DE AGOSTO DE 1959

Luis Miguel y Ordóñez, mano a mano en Málaga: diez orejas, cuatro rabos y tres patas

Alfonso Ávila
lunes 14 de agosto de 2023
De histórico podría calificarse el resultado del duelo que sostuvieron en la Beneficencia que cerró el ciclo malagueño de 1959, en que con el tiempo acabaría conociéndose como el Verano Sangriento

El escritor estadounidense Ernest Hemingway vino a España en 1959 con el encargo de la revista americana Life de relatar la competencia que, por expresa voluntad póstuma, organizó Domingo Dominguín entre su hijo Luis Miguel y su yerno Antonio Ordóñez. Desde el punto de vista taurino, la obra El verano sangriento puede ser calificada como un testimonio original centrado en la competencia que a lo largo de la temporada de 1959 mantuvieron en los ruedos los citados toreros. Luis Miguel, entonces número uno del escalafón, y Antonio Ordoñez, aspirante al cetro. Una de las primeras corridas que torearon fue en la corrida del centenario de la plaza de toros de Valencia, en plena Feria de Julio, donde resultó cogido Dominguín. Al día siguiente, es Antonio Ordóñez el diestro herido en Palma de Mallorca. Según relata el Premio Nobel de Literatura (1954), ambos diestros estuvieron ingresados en la madrileña clínica Ruber, donde animadamente se pasan notas por las ventanas de sus respectivas habitaciones. Los dos toreros reaparecieron en esta corrida de Málaga que ahora recordamos y siguieron su competencia en varios mano a mano en las plazas de Bayona, Ciudad Real, Bilbao…

Para Hemingway, la de Málaga fue una de las mejores corridas que vio. Se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq. En el primero, un toro peligroso, Luis Miguel no pudo lucirse. En el segundo, Ordóñez está perfecto y corta las dos orejas y tiene petición de rabo. En el tercero, Luis Miguel no banderillea, pero realiza buena faena y corta dos orejas y rabo. En el cuarto, una genial faena de Ordóñez que corta las dos orejas, el rabo y la pata. El diestro da la vuelta al ruedo acompañado de Luis Miguel y de Juan Pedro Domecq. En el quinto, lo recibe Luis Miguel con una larga cambiada. Después, metido ya en una buena faena, realiza un pase de pecho circular, siendo prendido por el toro. Repite ese mismo pase y llega la locura. Corta las dos orejas, el rabo y la pata. El toro es premiado con la vuelta al ruedo, y Luis Miguel llamó a Ordóñez a saludar y compartir la ovación. Hasta ese momento, cinco toros y cinco estocadas. El sexto, otro buen toro y otra buena faena de Ordóñez que corta dos orejas, el rabo y la pata. La corrida finalizó con la apoteósica salida en hombros de los dos matadores y el mayoral de Juan Pedro Domecq.

También El Ruedo del 20 de agosto se hacía eco de la histórica tarde: “Los dos toreros y el mayoral de Juan Pedro Domecq fueron paseados a hombros por el ruedo entre las ovaciones de los espectadores, que habían llenado la plaza y permanecieron en sus localidades hasta después de haber salido por la puerta grande los autores de una tarde magnífica e inmejorable”. El texto, continuaba afirmando: “Se acabó el ordoñismo y el luismiguelismo, porque ambos partidos se han fundido en uno sólo reconociéndose por unos y por otros que hoy por hoy son dos toreros incomparables. No han sido sólo el maestro indiscutible y el artista genial; han sido también dos magníficos matadores de toros, pues de seis estocadas han muerto los seis toros”.

De Dominguín, el cronista de El Ruedo resaltaba: “Verónicas asombrosas, naturales de maravilla; redondos templadísimos; afarolados de emoción… Hasta su tremendismo acusa un dominio y una seguridad que producen entusiasmo, sin que nadie del sector femenino que presencia la corrida se tape la cara con las manos”; mientras que sobre Ordóñez comentaba: “Antonio Ordóñez ha sido… Antonio Ordóñez. Y estamos seguros que con ello hacemos su mayor elogio”.

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