La Revolera

Ni chicha ni limoná

Paco Mora
viernes 10 de junio de 2011

Ni chicha ni limoná. Los tres primeros de Victoriano del Río tuvieron cierta movilidad y hasta un puntito de casta que en ocasiones degeneró en genio…

Ni chicha ni limoná. Los tres primeros de Victoriano del Río tuvieron cierta movilidad y hasta un puntito de casta que en ocasiones degeneró en genio –que se lo pregunten a Juan Mora- y a los otros tres les faltaron pequeños detalles como casta, clase, humillación, recorrido y duración. Suma de valores que dieron como resultado una tarde tediosa que hizo bueno el tradicional dicho que sentencia: “corrida de expectación, corrida de decepción”. Y el caso es que el encierro estuvo bien presentado aunque desigual de tipo y encornadura, pero siempre dentro de lo que exige el Madrid de las grandes ocasiones. Pero los bureles fueron seis cañones de carga hueca, de aquella que en vez de hacer “boom” hace “Yuuuff…”. Y así no hay manera. Hasta al Príncipe, en el Palco Real, se le notaba el gesto de aburrimiento, de tal manera que daban ganas de mandarle un recado para pedirle que nos perdonara por hacerle apurar hasta la última gota de semejante cáliz. Porque la presencia de la Familia Real en Las Ventas, es tan de agradecer en los momentos que vive la Fiesta, que no nos deberíamos permitir el lujo de aburrirla. Pero ya se sabe que en esta pagana religión nuestra, el bostezo es tan imprevisible como el éxito.

Detalles sí que hubo. Me quedo sobre todo con la manera de poderle Juan Mora a su primero, poniendo en juego con valor y torería la tauromaquia clásica y eterna, así como con su verticalidad y solvencia profesional de toda la tarde. Luego, una serie de verónicas y otra de chicuelinas de Morante de la Puebla también me alegraron las pajarillas. Y la profesionalidad y la catadura de líder de El Juli que metió en la canasta del triunfo a un toro, su primero, que no parecía tener ni un pase, y al que si no se le va la espada al sótano –cosa rara en el de Velilla de San Antonio- le corta una oreja muy bien cortada. ¡Qué suerte tienen algunos toros con caerle en el sorteo a El Juli! El público molesto, sin llegar a la irritación, porque había puesto muchas esperanzas –con toda razón- en la de Beneficencia de este año.

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