La crónica de José Luis Benlloch en Las Provincias

Un francés por la puerta grande

José Luis Benlloch
miércoles 15 de marzo de 2017

No se llama Curro ni Manuel ni es moreno ni andaluz ni tiene familia torera. A tomar viento los tópicos. Se llama Andy Younes. Francés de Arles. ¡Viva la globalización! Rubio como la cerveza que cantaba la Piquer, con cierto exotismo en sus facciones y las maneras, eso sí, de los toreros de siempre

No se llama Curro ni Manuel ni es moreno ni andaluz ni tiene familia torera. A tomar viento los tópicos. Se llama Andy Younes. Francés de Arles. ¡Viva la globalización! Rubio como la cerveza que cantaba la Piquer, con cierto exotismo en sus facciones y las maneras, eso sí, de los toreros de siempre. Alumno, por ahí le debe venir la inspiración, de Curro Caro, gitano de Linares, más artista que guerrero, que cuando se decidía toreaba como los ángeles. Ese es el retrato del primer triunfador de la feria. Ayer abrió la puerta grande por dos buenas faenas, sobre todo la primera, en la que hizo el toreo con asiento y paciencia, como debe ser, como fue siempre más allá de las modas. Hubo otro triunfador, José Vázquez, ganadero, también con cierto exotismo en sus raíces, ¿o acaso no es chocante un ganadero con acento gallego? En realidad puro accidente, nada sustancial, porque sus pupilos embistieron como los mejores o como pocos. Ayer soltó un lote de novillos desiguales de presentación, pero bravos y nobles, alguno como el sexto de los que por Andalucía califican de superior, superior dicho sin exageración. Desolado se llamaba, visto lo visto sin motivo para ello, un novillo castaño oscuro, bien armado, con las puntas hacia delante, que disimuló su calidad hasta que se quedó a solas con el matador y comenzó a embestir con nobleza y bravura. Una máquina. Por abajo, hasta donde le mandaban, haciendo el avión como se dice ahora. De ahí que con Marcos como afortunada pareja de baile, compusiesen un momento de alto voltaje. El torero le obligaba por abajo, la pierna flexionada, el brazo mandón le conducía hasta donde daba de sí y hasta allí llegaba aquel torrente de bravura que volvía pronta y alegre, componiendo una escultura en movimiento, uno de esos momentos que hacen del toreo un arte fugaz e irrepetible. O lo captas o te lo pierdes. Yo me lo traje a la redacción.

La tarde mejoró al compás del tiempo. Salió el sol, se templó el termómetro, el público pudo sacar las manos de los bolsillos y todo supo mejor que la víspera. El éxito de Younes no fue novedad en esta plaza. Ahora hace un año ya abrió la puerta grande y desde entonces ha ido creciendo artísticamente. A su primero lo entendió a la perfección, le dio el tiempo necesario, le encontró la distancia, economizó movimientos que es una manera como otra de decir que se movió poco y ya saben que esa es una máxima de los buenos toreros, moverse poco y que se mueva el toro. La cuestión es más fácil de recomendar que de ejecutar y este Younes en ese toro lo hizo además con mucha paciencia, sin prisas, que corran los ladrones, con seguridad, para que se sepa quién manda. A ese lo despachó de una buena estocada que le valió una oreja y aún hubo muchos que le consideraban merecedor de mayor premio. Su segunda faena, a otro excelente novillo, fue de más a menos. Espectacular en el arranque genuflexo, firme en los primeros compases y punto amontonada en el tramo final y aún así, después de pinchazo y estocada, le concedieron la oreja que le franqueaba la puerta grande.

Marcos es de Salamanca y trae excelente reata y mucha educación torera. De familia ganadera por parte de madre, de familia de empresarios y deportistas de élite por parte de padre, es estudiante de buenas notas y tiene la enfermedad del toreo metida en el alma. Era el de más reciente llegada a la Fiesta. A su primero lo toreó bien y lo mató mal y con su segundo, el excelente Desolado, resistió el reto de estar a la altura de un gran oponente. Por momentos le ganaba la partida y por momentos se apreciaba en exceso la calidad de Desolado. Mató de una buena estocada y cortó una oreja.

Climent anduvo voluntarioso. No logró sujetar al primero, el novillo menos lucido de la tarde, y mejoró en el cuarto, al que toreó con buenas formas con la capichuela, especialmente en las dos medias verónicas de remate. A los dos los despachó con escasa fortuna.

Y a modo de reseña: Cristian Climent, silencio tras aviso y ovación tras aviso; Andy Younes, oreja con petición de la segunda y oreja; Marcos, ovación y oreja. Entrada: Más de un cuarto. Saludaron en el tercero Iván García y Alberto Zayas.

CRÓNICA PUBLICADA EN LAS PROVINCIAS EL 15/03/2017

Sábado 11: “Álvaro Lorenzo cortó una oreja en la apertura”

Domingo 12: “Toreo y dolor, qué bonito, qué duro”

Lunes 13: “Feliz debut de Diego Carretero”

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando