Lo dijo Pepe Alameda: “El toreo es apasionada entrega o graciosa huida”. El autor de esa frase que tanto se ha repetido, muchas veces sin conocer su paternidad, fue de uno de los miles de republicanos españoles de los que al finalizar la cruenta Guerra Civil eligieron el exilio mexicano. En México encontró la patria que había perdido cuando se marchó de la España que sería de Franco durante cuarenta años. Dedicó su vida al periodismo, y fue el pionero de las retrasmisiones taurinas, primero en la radio y luego en la televisión. Se convirtió en un auténtico ídolo en el país azteca. Y todavía pervive en la memoria histórica de aquel país.
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