ENTREVISTA

Alberto Aguilar: “Me llevo el orgullo de haber sido reconocido y respetado”

Antonio Girol
lunes 05 de noviembre de 2018

La de 2018 era una temporada especial para Alberto Aguilar. Tras anunciar a principios de año que sería su despedida de los ruedos esperaba con ilusión poder despedirse de aquellas ferias y aquellas plazas en las que triunfó a lo largo de una carrera jalonada de grandes gestas con toros de los mal llamados duros. Sin embargo, la respuesta de las empresas no fue la esperada y solo pudo vestir el traje de luces en cuatro ocasiones. A pesar de ese mal sabor de boca, el torero madrileño se marcha sin rencor hacia nadie, sintiéndose orgulloso de su paso por una profesión a la que pretende seguir ligado.

-El balance de la temporada en la que había anunciado que se despedía de los ruedos se circunscribe a únicamente cuatro corridas de toros. ¿Esperaba más?

-Si le soy sincero, esperaba más, pero así ha venido el año y así se ha quedado. Hay que aceptarlo.

-¿Qué recuerdo le ha dejado cada una de ellas?

-La verdad es que cada corrida tiene su aquel. Quizás la más emotiva haya sido la última, la de Illescas, en donde se juntaron muchos sentimientos. Disfruté mucho del día desde que me levanté así como cuando me vestí de torero o me lié el capote de paseo. En cuanto a la tarde en sí, no pude cuajar un toro como a mi me hubiese gustado hacerlo, pero hubo muletazos que sí los pude sentir.

-La tarde de Las Ventas imagino que tuvo que ser otra en la que vivió esa emotividad a la que se refiere al hablar de Illescas.

-Así es. La gente estuvo muy conmigo al principio. Hice un gran esfuerzo ante un lote que no permitió más que eso. Me quedo con lo que puse ante el segundo toro en que lo que hice me lo llevé para mí.

“Si soy sincero, esperaba más de esta temporada, pero así ha venido el año y hay que aceptarlo”

-¿Cree que hubo poca sensibilidad por parte de la empresa de Madrid al no anunciarle en ningún otro festejo a lo largo del resto de una temporada tan amplia como la de Las Ventas?

-Es verdad que el toreo a veces está un poco vacío de sensibilidad, pero las cosas vinieron así y no fue el San Isidro que yo me esperaba. Pero ahora, a toro pasado, hablar mal de una empresa no me sirve de nada. No solo Madrid; también ha habido muchas ferias de las que me hubiese gustado despedirme y no ha podido ser. ¡Qué le vamos a hacer!

-Por ejemplo Ceret, ¿no?

-No, con Ceret hubo conversaciones, pero no llegamos a un acuerdo. Eso no me duele, me duelen esas otras ferias en las que he triunfado y que no han querido ni contar conmigo. Ha sido un año complicado en todos los sentidos.

-Hablando de complicado. ¿Tiene la sensación de que muchos aficionados no se han enterado de que su retirada de los ruedos se debe a la lesión en el nervio poplíteo que viene arrastrando desde hace cinco temporadas?

-Es verdad que mucha gente no sabe por qué me voy, pero no creo que haya sido por falta de información porque en todos los medios se ha dicho el motivo.

-¿Cómo ha sido torear todos esos años con esa dolencia?

-Ha sido un esfuerzo de mentalización que me ha conllevado mucho sacrificio en los entrenamientos para poder estar lo mejor posible delante de los toros. Sobre todo en este tipo de corridas que he toreado que no regalan ni una embestida y tienes que estar al cien por cien.

-¿Qué secuelas le quedaron de aquella cornada sufrida a finales de la temporada de 2013 en Cali?

-La principal es que el pie está muerto. Al no mandar el nervio impulsos, los músculos no funcionan. A pesar de la operación que me hicieron con la transposición de uno de los tendones laterales del pie en el empeine para conseguir los 90 grados, los dedos caen hacia abajo y me hacen tropezar de vez en cuando. Con la inseguridad que ello conlleva. Con este problema es con el que he tenido que convivir en estas cinco temporadas.

-Ahora que ha colgado el traje de luces, ¿piensa en someterse a una intervención?

-En eso estamos, pero el miedo siempre está ahí. Para hacer vida normal no necesitaría la operación. Es una decisión que tengo que meditar concienzudamente porque existe el riesgo de quedar peor de lo que estoy.

-¿Qué se lleva de la profesión?

-Todos los valores que da. Luego el orgullo de haber sido reconocido y respetado por todos los taurinos, sean profesionales, periodistas o aficionados. Eso es lo que más valoro porque todo lo que he hecho delante de la cara del toro al final ha merecido la pena.

Presente y futuro

Alberto Aguilar mira al futuro con optimismo y renovada esperanza. La que ha depositado en el aprendizaje de un puñado de chavales que cada día le aportan la ilusión por inculcarles el amor por su profesión. “Desde marzo de este año estoy con los chavales de la Escuela Taurina de Navas del Rey. Además de ayudar también, en lo que puedo, a Jorge Isiegas. Al final trabajo para los toreros, ya sean estos chavales que tienen un sueño en la cabeza o como Jorge que ya tiene un bagaje con la mirada puesta en la alternativa. Ahora mismo tengo tiempo y eso hace que esté abierto a todo porque lo que quiero es seguir aportando cosas a mi profesión aunque no sea delante de la cara del toro”, concluye.

Fotos: JAVIER ARROYO

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