BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

Objetivo toros y fallas, en julio

José Luis Benlloch
domingo 31 de enero de 2021
La Diputación y la empresa S.C. tienen el reto y la obligación de preservar el maridaje festivo taurino. Ambos crecieron de la mano y se retroalimentan en su protagonismo

El anuncio (posibilidad muy real en función de cómo evolucione la situación sanitaria) de que las Fallas se celebren en los primeros días de julio hace soñar a los aficionados a los toros. Es la ventana abierta a la recuperación de la feria taurina de Fallas, que en su versión tradicional de marzo, a estas alturas, infortunadamente, hay que dar por perdida. Ese debe ser el compromiso ineludible de la Diputación y de la empresa Simón Casas, mantener el maridaje toros/fallas. No se entendería de ninguna de las maneras ni ayudaría a la normalización de la vida ciudadana unas fallas sin toros, manifestaciones ambas, toros y fallas, que crecieron y alcanzaron rango internacional prácticamente de la mano. No caben excusas para que no sea así, ni de carácter administrativo por parte de la Diputación -la plaza de toros es antes que nada plaza de toros- ni tampoco de oportunidad taurina por parte de los empresarios. La primera feria de primera de la temporada es un tesoro cultural de la ciudad, de sus aficionados y de su economía, del que no se puede hacer dejación.

A estas alturas, infortunadamente, hay que dar por perdida la feria taurina de Fallas en su versión tradicional de marzo. Sin embargo, el posible anuncio de que las fiestas se celebren a primeros de julio sería un aliciente y quién sabe si una prueba definitiva para resituar la Fira taurina de Juliol de cara al futuro

La tutela del mismo está en manos de la corporación provincial que, históricamente, hay que reconocérselo, lo defendió con celo y acierto, aunque no así el ayuntamiento, que solo lo aprovechaba. Por otra parte, una iniciativa de ese rango entra de lleno en el espíritu de lo que ha sido y de lo que tanto ha presumido el productor Simón Casas, apostar a la innovación y defender la cultura. Sería la gran ocasión para que S.C. se consagrase en Valencia y añadir nuevos laureles a su currículo. Tampoco tiene que ser objetivo difícil.

La nueva fecha tiene su defensa argumental. Situada entre los fríos propios del marzo fallero más tradicional y los agobios, en muchas ocasiones tórridos, de finales de julio, sería un aliciente y quién sabe si una prueba definitiva para resituar la Fira de Juliol de cara al futuro. Todo ello sin descartar que incluso por este año podría defender el prurito de seguir siendo la primera feria de primera de la temporada toda vez que la de Abril como feria se da por perdida -a cambio de la organización de festejos sueltos de fin de semana- y otro tanto puede ocurrir con San Isidro, del que existen pocas noticias más allá de intenciones genéricas. Así que antes de San Fermín, las nuevas Fallas (o habría que decir la nueva Fira de Juliol) sería una ilusionante experiencia a la que ninguno de los implicados puede renunciar.

Toros en torno a las fiestas de fallas se organizaron ya en el siglo XIX. Eran festejos sueltos de relieve pero sin carácter de feria, que empieza a perfilarse como tal con la aparición de Manolo Granero

HISTORIA

Toros en torno a las fiestas de fallas se organizaron ya en el siglo XIX. Eran festejos sueltos de relieve pero sin carácter de feria, que empieza a perfilarse como tal con la aparición de Manolo Granero, aunque por diferenciarla de la feria por antonomasia, que siempre fue la Fira de Juliol, la anunciaban como Corridas Falleras. En un principio no puede competir con ésta, pero con la internacionalización de las fiestas josefinas y el auge de la segunda residencia veraniega comienzan a alternarse los roles y a la vez que decae la Fira crece en todos los sentidos el abono de marzo, que adquiere el rango de la primera de primera y es apertura de la temporada y de lo que se entiende como el circuito de los grandes premios del toreo, de tal manera que tres han sido los vencimientos a los que tenían que hacer frente los grandes toreros para consolidar sus temporadas: Valencia, Sevilla y Madrid; o, lo que es lo mismo, Fallas, Feria de Abril y San Isidro. Eran los triunfos que daban (dan) crédito para todo el año.

Tras Granero, fallas sería plataforma de lanzamiento de una generación de toreros valencianos irrepetible, Vicente Barrera, Félix Rodríguez y Enrique Torres. Después se convertiría en tráiler de la temporada y escenario de numerosas alternativas

ACONTECIMIENTOS

El primer gran acontecimiento en tiempo de fallas fue un festejo sin picadores que con los años adquirió rango de histórico y quedó para los anales, la repetición en Valencia de un niño prodigio que acabaría siendo el rey de los toreros, Joselito el Gallo, del que se acaba de conmemorar el centenario de su trágica muerte. Más tarde, en el año veintiuno, tendría lugar la participación como matador de toros de Manolo Granero y años después sería plataforma de lanzamiento de una generación de toreros valencianos irrepetible, Vicente Barrera, Félix Rodríguez y Enrique Torres.

Y en los tiempos modernos, además de convertirse en tráiler de la temporada, y pasarela por la que desfilan las principales novedades, ha sido escenario de numerosas alternativas. Las de Ricardo de Fabra y Manolo Cortés en la reinauguración de la plaza de 1968 fueron todo un acontecimiento, aunque nada parecido a lo sucedido en el año 82 con la irrupción de El Soro, que torea tres tardes y en las tres acaba las localidades. Vino luego la feria del ascenso de Ponce y otras muchas. Valencia por fallas ya era el escaparate taurino del mundo al que se desplazaban medios de todas las latitudes con todo lo que ello supone de promoción para la ciudad además de un chute económico de catorce millones entre impacto directo e indirecto. Fallas y toros se retroalimentaban en su protagonismo, maridaje que no se debe interrumpir.

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