Enrique Ponce malogra con los aceros la mejor faena del festejo celebrado en Barcelona, en el que Serafín Marín -que sustituía a Miguel Ángel Perera- y Cayetano, pasearon sendos trofeos de distinto peso. La corrida de Capea, con los dos hierros de la casa, resultó desigual en cuanto a juego.
Enrique Ponce regresaba a la Monumental catalana tras tres años de ausencia. El valenciano tuvo que salir a saludar al tercio al término del paseíllo para recoger la ovación de gala que le tributó la afición de la ciudad condal. Luego, frente al toro, el de Chiva dejó dos faenas en las que habría tocado pelo de haber estado más acertado con la espada, sobre todo en su primer turno, en el que perdió el doble trofeo tras una faena en la que toreó con mucho gusto y plasticidad tanto de capote como con la muleta, con la que puso a todo el mundo en pie con la ya clásica poncina. La faena al cuarto fue de esfuerzo. El de Capea, manso, se paraba a mitad viaje y Ponce aguantaba impávido los parones del murubeño. Volvió a fallar con la espada y saludó otra ovación.
Serafín Marín abrió el marcador de trofeos en el quinto. Fue una oreja a la voluntad, un premio a la emoción que provocó el toreo de cercanías del catalán, que puso toda la chispa que le faltaba a su antagonista. Mató de media efectiva y obtuvo el citado apéndice. Antes, con el segundo, protagonizó una faena que, como el toro, fue a más. Esta vez falló a espadas.
Cayetano, por su parte, salió a por todas en el que cerró plaza y arrancó un trofeo. El toro apenas aguantó una buena serie sobre la diestra del madrileño, que mató con acierto. Su primero, un inválido sobrero de Yerbabuena, le impidió cualquier tipo de lucimiento.
Barcelona, 4 de julio de 2010. Toros de San Mateo y Carmen Lorenzo, el 2º como sobrero. De poco juego salvo el primero, noble y repetidor. El 3º, sobrero de Yerbabuena, inválido. ENRIQUE PONCE: Saludos tras aviso en ambos; SERAFÍN MARÍN: Saludos tras dos avisos y oreja tras aviso; CAYETANO: Silencio y oreja. Entrada: Más de media.
