Román y Julio Ricaurte, que cortaron tres y dos orejas respectivamente, se fueron por la puerta grande de la plaza de toros Raúl Dávalos. Joaquín Galdós cortó un apéndice en una corrida triunfal celebrada por las fiestas de abril en Riobamba, ciudad de la sierra central del Ecuador.
Con más de un tercio de entrada en tarde agradable se lidiaron cinco toros de Ortuño, de variada presentación y gran calidad, nobleza y fijeza en términos generales. Dos de ellos, primero y quinto, premiados con la vuelta al ruedo en el arrastre y uno de Triana, corrido en cuarto lugar, de son y cualidades, que también recibió el honor de la vuelta al redondel.
Abrió plaza con el público un tanto frío Román, que saludó con variedad por verónicas y chicuelinas, quitó por caleserinas y luego fue aplaudido por zapopinas. El toro mostró su nobleza y fijeza durante toda la lidia. Román empezó doblándose con la muleta y se prodigó en cuatro series de derechazos de buena factura, aguantó con planta firme al natural, y se lució con un muletazo de las flores, tres derechazos en circular y otros tres pases de pecho de igual corte, explotando la excepcional nobleza del toro. Tras las manoletinas de cierre, un pinchazo y un estocadón que llevó a sus manos la primera oreja de la tarde. El pañuelo azul premiaba al noble ejemplar con la vuelta al redondel.
El torero valenciano recibió a la verónica al serio cuarto de Triana, que mostró un son y ritmo de seda; las series cortas pero de temple de Román dejaron traslucir la calidad del toro, que además de nobleza y bravura también revelaban una fijeza superior. Hasta seis tandas con la mano derecha y los correspondientes remates con forzados de pecho, una serie al natural y un desplante precedieron a la gran estocada que derribó sin puntilla. Dos orejas inapelables y vuelta al toro en el arrastre.
Con una larga cambiada saludó Joaquín Galdós al segundo de la tarde, al que quizá fue el toro de más incierta embestida con el que el torero demostró su excelente trazo a la verónica. Unos doblones de calidad y derechazos componiendo la figura de torería, pases de pecho en circular y toreo al natural. Adornos y media estocada antes del descabello.
En el quinto, el torero de Lima regaló buenos lances a la verónica. Se fue de rodillas a los medios con la muleta entusiasmando a la parroquia, buenas series de derechazos acompañando con la cadera la buena embestida del pupilo de Ortuño. Una nueva tanda magnífica por el pitón derecho, bajando la mano, y dos series más de buena condición. Una estocada entera y otra contraria fueron el colofón. Galdós requirió usar el verduguillo sin fortuna, pero el público pidió y consiguió la oreja y el toro también recibió los honores de la vuelta al ruedo en el arrastre.
Julio Ricaurte saludó al tercero de la tarde con una larga cambiada y verónicas rematadas con pinturera media. Los doblones con la muleta enrumbaron la embestida del toro que fue de calidad, con un gran pitón derecho. El diestro consiguió conexión con el tendido en hasta seis tandas de derechazos pero al natural la faena no tuvo el mismo vuelo. Tras las manoletinas de adorno, un pinchazo, media delantera y tres cuartos de espada dejaron la faena sin premio.
El torero riobambeño consiguió un entonado saludo capotero en el sexto, otro ejemplar de singulares cualidades. Lucido quite por saltilleras. Ricaurte se animó a banderillear, sin ser su especialidad y eso entusiasmó a sus paisanos. Brindis a su mentor, el matador mexicano Guillermo Rondero, que tomó la alternativa en esta ciudad ecuatoriana. Faena de emoción por el buen pitón derecho con varias y jaleadas series, naturales y desplante. Muletazos de rodillas, derechazos, estocada tendida y otra entera. Fuerte petición y dos orejas.