MANIZALES.- FERIA DEL CAFÉ

Soberbia tarde de El Juli

El madrileño corta cuatro orejas tras una actuación plena de capacidad y técnica y se impone en el mano a mano con Morante de la Puebla, que paseó un trofeo
Paulo Andrés Sánchez Gil
domingo 08 de enero de 2017

Gran ambiente en los tendidos, que registraron un lleno absoluto pese al aguacero que cayó minutos antes del inicio del festejo.

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE RODRIGO URREGO B.

VÍDEO RESUMEN DEL FESTEJO

Fotos: RODRIGO URREGO B.

Julián López “El Juli”, sobrado de técnica, cerró con triunfo y una faena que vale una catedral, la edición 62ª de la temporada taurina de Manizales. Construyó la faena y, de paso, rescató al toro, al que primero ayudó para que no se cayera, y luego dominó por abajo, con esa técnica que receta a los toros que parece que no van para ningún lado y que sólo en su muleta rompen. Y aunque por el izquierdo costó más, por allí también mandó Julián. Sonó el pasodoble Feria de Manizales, por el puñado de naturales en los medios cuando el toro se había ido a tablas, y porque lo sujetó allí y lo toreó en redondo. Estuvo inmenso, hizo el toro, agrandó su figura y lo despachó de un estoconazo. Dos orejas incontestables.

Las otras dos orejas llegaron por una faena en la que El Juli dio los tiempos precisos al toro para no agobiarlo, y una variedad de muletazos de todas las facturas, que alcanzaron mucha conexión con el público, ávido de entrega luego del desaire de Morante en el toro anterior. Tres cuartos de espada trasera y tendida que fue suficiente, pero inoportuna excusa para el exceso del palco arrastrado por el público.

En el segundo de la tarde recetó la misma fórmula, muletazos llenos de poderío y trazo largo, sin que el toro terminara de entregarse en la muleta. Poco con la izquierda. Se pidió la oreja pero no cayó.

MORANTE, LA DE CAL Y LA DE ARENA

Morante de la Puebla mostró al José Antonio genio y figura. El de los amores y los odios. Hoy fue de la tierra al infierno y de nuevo al pequeño cielo de los que esperan a Morante, más aún, de los que esperan un lance o un muletazo de Morante. A eso vino, a dejar su huella. A entenderse con el público a su particular manera. Encajado el mentón en el pecho para saborear la verónica marca de La Puebla, fueron tres. En la muleta fueron algunos más los derechazos con su temple y gusto, que cuando fueron naturales parecieron filigrana, y de esa faena eso queda de Morante, no los pases en los que el ritmo no fue el mismo del toro y el acople no llegó, pero eso poco importa en una faena donde el lenguaje es la estética. A pesar de que la estocada pareció perfecta, ejecutada con entrega, no fue suficiente y debió acudir al descabello, y escuchar un aviso que dejó la cosa en un saludo, a pesar de todo.

Vino luego el Morante de los odios, el que se repite a veces más que el de los amores. El displicente que con cuatro macheteos intencionales renunció a la batalla. Y como si todo aquello fuera poco, no podía estar más incorrecto con los aceros hasta escuchar dos avisos y escaparse por segundos del tercero.

Cerró su paso de espinas y rosas con una faena llena de torería, sentado en el estribo para cambiar la moneda de la bronca por la del respeto a una forma de estar en la plaza y fuera de ella. Estuvo tan dispuesto que el público, que le abroncó dos toros antes, le reconoció cada detalle inspirado en la verdad. El toro se vino a menos cuando el torero iba por más. Una oreja que dejó en el estribo, donde empezó a saldar la deuda con la afición esta tarde, para no perturbarla.

Manizales (Colombia), domingo 8 de enero de 2016. Quinta corrida de la temporada. Toros de Ernesto Gutiérrez, desiguales de presentación, encastados y de juego variado. Aplaudidos en el arrastre 1º, 4º y 5º. Pitados 2º y 3º. Morante de la Puebla, ovación con saludos tras aviso, bronca tras dos avisos y oreja; El Juli, saludos tras leve petición, dos orejas y dos orejas. Entrada: Casi lleno en tarde fría. Se guardó un minuto de silencio por los ganaderos colombianos fallecidos durante el último año. La corrida comenzó con 20 minutos de retraso debido a que los operarios tuvieron que acondicionar el ruedo como consecuencia de un fuerte aguacero que cayó minutos antes de comenzar el festejo. Saludó tras banderillear al cuarto Ricardo Santana y fue ovacionado el picador Alfonso Barroso tras picar a ese mismo toro.

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