ENTREVISTA

Tito de San Bernardo: “Lo primero para un banderillero es la colocación en la plaza”

Redacción APLAUSOS
jueves 03 de diciembre de 2020

Este jueves ha fallecido en Sevilla Manuel Rodríguez “Tito de San Bernardo”. El gran banderillero sevillano fue entrevistado en varias ocasiones por José Luis Benlloch. Recuperamos la última de ellas, de marzo de 2006, en la edición 1487 de Aplausos:

-Dicen que el mejor capotazo es el que no se da.

-Estoy de acuerdo. Sobre todo cuando los toros son buenos. A mí me dijo algo parecido Pepe Luis.

-¿Qué te dijo?

-Que a los buenos cuantos menos mejor y a los malos si te dice el matador vamos… hay que ir como un perro de presa. A poder con él. Eso es así.

-A mí no me quita nadie de que un capotazo bueno no hace daño, que incluso tiene que ayudar.

-El capotazo bueno no hace daño pero yo sigo pensando que con el toro bueno si no se da mejor. Al bueno ni el bueno.

“Lo primero para un banderillero es la colocación en la plaza. Luego hay que torear lo menos posible cuando no hace falta. Torear por torear no es bueno para nadie”

-¿Cómo es el capotazo bueno?

-Cuanto más largo mejor. Y tiene que ser muy templado. Los avios no te los tiene que alcanzar nunca. Otra cuestión importante en un torero es la colocación en la plaza. Yo diría que eso es lo primero. Luego ya te digo, torear lo menos posible cuando no hace falta. Torear por torear no es bueno para nadie.

-¿Tú tuviste que saltar alguna vez la barrera?

-Sí, alguna, pero pocas. Procuraba estar cerca del burladero para no tener que saltar.

-Es que no te veo saltando.

-Cuando uno va por la plaza con la cabeza sobre los hombros no hace falta saltar la barrera. La mayoría de las veces que hay que saltar es porque das un capotazo de más y a destiempo. En esos casos los toros acaban dándote un empujón y tú tienes que huir de allí como mejor puedes.

-Hoy día es más fácil ser banderillero.

-Yo creo que sí. Antes, bueno, no tan antes, en los años sesenta le pegaban tres puyazos a un toro y en banderillas había que pegar tres o cuatro capotazos antes de cada par porque se te venían como un exprés y en cambio hoy día le pegan un puyazo y el toro se queda parado en el tercio de tal manera que no hace falta ni colocarlo. Ese es el cambio.

-Se escucha muchas veces, a lo mejor es pura maledicencia, que éste o aquel va colocado por ser amigo.

-En mi época los que iban bien colocados era porque las figuras sabían que éste o aquel sabía estar en la plaza y le permitía ver los toros. Y si no, no te llevaban fueses quien fueses.

-Hoy día …

-Hoy día van muchos amigos pero también hay banderilleros muy buenos que van porque tienen que ir, porque son muy buenos.

“En mi tiempo imponía mucho lo de América. Cuando volvías cabía decir que ya tenías la temporada hecha”

-Después está la consideración.

-Yo siempre me llevé muy bien con los matadores que fui. Siempre me consideraron. No tengo queja en ese sentido. De hecho sigo siendo amigo de ellos y hace veinte años que me quité. Eso lo dice todo. La consideración personal está por encima de todo y yo no hubiese permitido ninguna incorrección.

-Hagamos la lista de tus matadores: Cayetano Ordóñez, Antonio Ordóñez, Manolo Vázquez, Chamaco, Diego Puerta, Viti, Paquirri, Paco Camino, Dámaso González, Paco Alcalde, Tomás Campuzano y Niño de la Capea. Vaya cartel. Hablemos de ellos. Cayetano fue el primero.

-Yo salí con él de primeras toreando corridas de toros. Era una gran persona de los que lo dan todo. No tenía nada suyo. Luego en la plaza luchaba y lo intentaba todo.

-Luego vino Antonio.

-Un figurón. Para mí fue el que mejor ha sido. Algunos dicen que tenía mal genio pero no, Antonio lo que tenía era casta y soberbia. Algo que si no se tiene no se puede ser figura del toreo. Yo me acuerdo mucho de su capote, era muy poderoso. También era de los que le gustaba que toreásemos poco. Nos entendíamos con la mirada para no tener que pegar voces.

-Eso de las voces es feo, sí.

-Muy feo. Lo mismo si las da el matador que si las da el banderillero. En esta época se le dicen muchas cosas a los matadores, que si la izquierda, que si la derecha, que palante que si patrás. No me gusta eso.

-Tú, claro, no le dirías a Ordóñez ni a Camino coge la izquierda.

-Ni la derecha, ni a Ordóñez, ni a Camino ni a ninguno. Jalearlos sí, un ¡vamos palante! puede caer bien pero en momentos puntuales, tampoco desde que sale el toro hasta el final.

-Manolo Vázquez.

-Otro grandioso torero. Tuvo mucho sentido de todo lo que hacía y me gustaba como andaba por la plaza.

-Chamaco.

-Fue muy especial en todas sus cosas. Y buen hombre. Los que han sido ídolos como él tienen que ser especiales.

“Ordóñez lo que tenía era casta y soberbia. Si no se tiene no se puede ser figura del toreo. Era de los que le gustaba que toreásemos poco. Nos entendíamos con la mirada”

-Diego Puerta.

-A ese había que amarrarlo. Era de los que marineaban por los morrillos de los toros todos los días. Éramos muy amigos desde siempre. Recuerdo que venía por el matadero cuando era muy chiquillo y yo le apartaba muchos becerros para que los torease. Luego de mayor en cuanto pudo me llamó para que me fuese con él. Siempre nos llevamos muy bien.

-El Viti.

-Un caballero, un señor. Con un sentido del toreo muy bueno. Para mí fue quien más se pareció a Belmonte. Yo se lo comentaba mucho a Chaves Flores. Santiago fue un muletero grandioso.

-Buena cuadrilla coincidisteis con Santiago.

-Fuimos Chaves, Pinturas y yo. Antonio Pinturas ya estaba mayor y Santiago el año que entré yo lo puso de tercero. Fue dos temporadas así y luego lo encargó de los papeles y las cosas que había que hacer en Madrid.

-Paquirri.

– Yo era muy amigo de Pepe Camará y por eso me coloqué con Paco. El año que me coloqué me llevó a América. Toreamos setenta corridas en España y treinta en América.

-Camino.

-Me fui con él una tarde en América en la que Paquirri cortó un rabo y a Camino le echaron el toro al corral. Esa noche me ofreció la colocación y acepté. Recuerdo que Cobo que iba con Camino se fue con El Cordobés.

-Fue un corrimiento.

-Hubo más, verás. El Cordobés tuvo un problema con Insua que era su cuñado y apoderado y lo mandó para España. En su puesto puso de apoderado a Paquito Ruiz que iba de banderillero y el puesto Ruiz lo ocupó Cobo que me dejó a mi el de Camino con el que estuve cuatro temporadas. Fueron unos años muy buenos, viéndole torear a Paco ya disfrutaba y además con él veía el toro muy fácil. Lo veías a él con el capote y cuando te ponías tu iba todo de maravilla. Era otro de los que con sólo mirarle lo entendías y te entendía.

-Dámaso.

-Otro que se arrimaba tela.

-¿Más que Puerta?

-Por ahí por ahí andaban. Eran de estilos distintos, Dámaso era muy templado, pero en lo de arrimarse los pones en una balanza y andaban más que parejos.

-Dos años más con Alcalde, dos con Campuzano y al menos ocho con Capea. ¿Son muchos los toreros con los que has ido, cambiaste mucho?

-No sé. Entonces se imponía mucho lo de América. Venía alguien y si te daba América te colocabas con él. Lo de América convenía mucho. Cuando volvían los que iban a América cabía decir que ya tenían la temporada hecha. De lo contrario no me hubiese movido de toreros con los que iba fenomenal.

-¿Tanto?

-Sí, sí. Es que se ganaba el doble y hasta el triple por corrida que en España. Con veinte corridas de toros o veinticinco que toreaban los toreros con lo que yo iba, imagina. Además no gastabas. Ni estabas parado.

-¿Qué tarde fue la que te puso en figura?

-Más que una tarde fue el colocarme con Antonio Ordóñez. Eso me selló. Yo salí con Cayetano toreando corridas y el año siguiente ya me coloqué con Antonio. Aquello me dio mucho, la gente comenzó a comentar que uno tan nuevo se hubiese colocado con una figura como quien dice de la noche a la mañana y comenzaron a fijarse en mí.

-¿Cuánto tiempo estuviste con el rondeño?

-Tres temporadas. Lo dejé porque se fue al servicio. Bueno, se lo llevaron, fue en la feria de Sevilla. Al acabar la feria le llamaron corriendo para que se incorporase en Barcelona y ya no pudo torear más ese año. Lo que pasó entonces es que reapareció Litri en Madrid y El Vito que iba con Manolo Vázquez se fue con Miguel y yo entré con Manolo.

-Insisto en una tarde buena.

-Pon una con El Viti en Valencia, con una corrida de Antonio Pérez que costó mucho de banderillear. Ese día me fui para el hotel contento por lo que hice con el capote y con las banderillas.

-¿De dónde viene lo de Tito?

-De mi abuelo, el que estaba en el matadero. Le llamaban Tito para distinguirlo de un primo suyo que se llamaba Pepe como él. Luego lo heredé yo. Lo de San Bernardo está claro, porque nací allí y allí me crié.

-¿Hay mejor escuela taurina que el matadero?

-No creo. Allí toreábamos todos los días. Toreábamos mucho. Los ganaderos mandaban los desechos, muchas de las vacas en los corrales parecían olvidadas, luego entraba el ganado de media sangre que traían de la marisma que también embestía. Aprendíamos rápido las querencias y el oficio en general.

-¿Hoy día eso no es posible?

-Ahora no es posible, aunque en aquella época tampoco lo era lo que pasaba es que nosotros allí teníamos gente que nos facilitaba las cosas. Fíjate que el portero llavero del matadero era el abuelo de Pepe Luis; luego el portero llavero de los corrales era uno que había sido mozo de espadas de Joselito El Algabeño; y estaba también otro banderillero de Pepe Luis, uno que le llamaban El Macareno. Esos eran los que tenían que vigilar. Imagina, cuando era preciso se iban al otro lado para no ver. Mi padre y mi abuelo también trabajan allí.

-No haría falta acordar nada.

– Nosotros lo que hacíamos era dejarlo todo como estaba, como si no hubiese pasado nada. Y ellos a su vez hacían como si allí no hubiese nadie. Luego de torear íbamos a dar la puntilla, así que se puede decir que pasábamos el día en el matadero. Y si entraba ganado para el día siguiente y venía al caso toreábamos por la noche. Teníamos preparadas bombillas y lo necesario para poderlo hacer. Había día que metíamos treinta reses o más. Era un gustazo.

-¿Con los banderilleros también podemos hacer dos grupos entre artistas y valientes?

-También, también. Almensilla por ejemplo con el que fui muchos años de compañero tenía valor tela. Con toros con los que costaba mucho trabajo andar por allí él ni sudaba siquiera, lo veía muy claro y muy fácil.

-¿Y artistas?

-También los ha habido, compañeros como José El Andaluz o Michelín o Chaves o Andrés Luque que eran grandes artistas. Yo aprendí mucho de fijarme con David y Pinturas que toreaban fenomenalmente bien con el capote a dos manos.

-Alfredo David no era artista, él estaba más entre los poderosos.

-Sí pero les hacía cosas a los toros que no le vi hacer a nadie. Correrlos por delante a dos manos, de punta a punta de la plaza sin que le tocasen el capote por ejemplo. Lo hacía dejándoles meter la cara en el capote, no se trataba de correr como a campo a través tal como hacen algunos. Salía de medio lado y corría por delante que daba gloria verle.

-¿Hubo alguno que podríamos decir que fue el mejor?

-Cualquiera de los que he nombrado pudo serlo. Luego en los últimos tiempos estaban Corbelle y Alfonso Ordóñez que también fueron grandes toreros. De los de antes te podría nombrar a Joaquinillo que acabó siendo mozo de espadas de José Fuentes y además era mi padrino. Fue un gran torero, lo mismo que Gabriel González que de buen torero que era le llamaban Azuquita. Era una bendición verle con el capote. Y no olvidemos a Juan Montaña que con el capote fue extraordinario.

-¿Crees que es bueno que los toros se los repartan tan drásticamente las cuadrillas, uno para uno y el otro para el otro?

-A mí David y Pinturas siempre me dijeron que el toro lo debía torear quien estuviese más cerca de él. Estar delante del toro y que te quiten para poner a otro es hasta feo.

-Joselito dicen que mandaba a uno o a otro según como fuese el toro.

-Él llevaba a Blanquet que lo resolvía todo. Tu paisano era un águila y José le tenía una fe total. Y además llevaba a su hermano Fernando que era un torero grandioso pero lo tenía siempre en el burladero hasta que salía un toro muy bueno y entonces como le gustaba verle torear le decía “Anda con el Fernando. Este es el tuyo” y lo mandaba al toro las veces que hiciese falta. A mí me lo contaba Enrique El Almendro que también fue con Joselito y Rafael el Gallo.

-Sólo hemos hablado del capote y nos hemos olvidado de las banderillas.

-Ya. Yo lo veía fácil pero no fui un banderillero de los de quitarse la montera como por ejemplo fue Michelín, que si hubiese vivido en esta época hubiese sido un torero que no hubiese llevado puesta la montera nunca de bien que banderilleaba y de lo bonito que era con los palos.

-¿Era el mejor?

-De los mejores, sí. Luego Almensilla fue muy grande y Julio Vito y Luis González… El Vito con los palos fue un monstruo. Pocos eran capaces de salir de la cara del toro andando. Lo hacía él y pocos más. Si acaso Honrubia que además también iba al toro andando. Ese corría muy poco.

-Todo eso vino después de que fueses matador.

-Yo toreé de novillero con Manolo González, con Martorell, con Aguado de Castro… pero toreaba poco. Llegué a Madrid y sin estar mal no estuve bien, en Barcelona lo mismo, estuve bien a secas… así que lo pensé y me dije que para torear cinco o seis novilladas al año lo dejaba. Y con veinte años, cuando volví del servicio, me hice banderillero.

-Y fuiste feliz.

-Mucho. Salí sabiendo la lección y además salí con los matadores, así que comencé a ganar dinero pronto.

-¿Eras supersticioso?

-No. No me gustaba que dejasen la montera sobre la cama pero no pasaba de ahí. Si alguien la ponía yo la quitaba. No había más.

-¿Recuerdas algún toro con el que no pudiste?

-Recuerdo un toro de Guayabita en Caracas. Yo iba con Manolo Vázquez y el toro se había quedado del año anterior, era cárdeno y muy serio, un tío. Nos hizo pasar un mal rato. Y otro en Lima, este era castaño, de La Viña, también yo iba con Manolo Vázquez. Y no es que no pudiese con ellos pero nos costó trabajo andar por allí.

-Naturalmente volverías a ser torero.

-Naturalmente. E intentaría hacer las mismas cosas. Primero intentaría ser matador.

-¿Colocarías al Tito?

-Al Tito, a Chaves Flores y a Almensilla.

-Así cualquiera, vaya lujo.

 

 

CONFESIONES

-¿Una ciudad para vivir?

-Sevilla, Sevilla. Aquí vivo. Aquí está mi gente.

-¿Una ciudad para torear?

-Sevilla, Sevilla. No hay otra igual. A mí me dio mucho.

-¿Un estado?

-Para los toreros lo mejor es el de casado. Arrancas soltero pero luego para templarse lo mejor es el de casado. Da serenidad y control.

-¿Una estación?

-Primavera que es cuando se comienza a torear. Cuando más ansia de toro se tiene. Uno ha de vivir siempre el toro pero en primavera parece que lo vivas más..

-¿Qué te cautiva?

-Torear, es lo que más me gustó siempre. A lo que dediqué mi vida y con mucho gusto.

-¿Una pasión?

-El toreo.

-¿Fuera del toreo hay vida?

-Claro, la familia.

-¿Una causa para defender?

-La paz.

-¿Qué odias?

-No comprendo a los que están contra el toreo. No entiendo que con todos los valores que representa el toreo estén en contra. El toreo es campo, naturaleza, riesgo, verdad….

-¿Qué te saca de quicio?

-Lo que rompa la normalidad. Las estridencias. No hacer las cosas bien.

-Eres un perfeccionista.

-Me gusta. Me acerco.

-¿Un hobbie?

-Jugar al tenis. Y no era de los malos. Para los toreros es un ejercicio fenomenal.

-¿Un vicio?

-Ver toros. Voy a donde quiera que haya un pitón.

-¿Toreas todavía?

-A veces. En la escuela banderilleó el carretón . Tengo setenta y siete años y todavía no me caigo de culo. Y en el campo si la becerrita es templadita me pongo delante.

-¿Una película?

-Currito de la Cruz. La versión de Pepín.

-¿Un libro?

-El Quijote.

-¿Alguien ejemplar?

-Pepe Luis Vázquez. Yo aprendí mucho de él. Fue un espejo importantísimo para mí.

– ¿Un personaje?

-Felipe González.

– ¿Un secreto que te gustaría descubrir?

-El de la bravura de los toros. Hay que mejorar.

-¿Qué tienes en la mesita de noche?

-La Virgen del Refugio y el Señor del Gran Poder.

-¿Un torero?

-Pepe Luis, ¡hombre!, Chicuelo padre, Juan Belmonte… A Juan lo vi mucho en el campo y en festivales. Lo mejor de él es que no se parecía a nadie ni ha habido nadie que se le parezca a él.

-¿Un cantaor?

-Manolo Caracol.

-¿Un equipo?

-¡Hombre!… el Sevilla.

-¿Tienes ordenador?

-No tengo pero debe ser una cosa importantísima, cuando le dan tanto sitio será por algo.

-¿De quién te ríes?

-Me reía mucho con Paco Gandía que era amigo mío. De la vida me río poco, en la vida hay que estar muy organizado y con cabeza.

-¿Una comida?

-La cola de toro.

-¿Una bebida?

-El valdepeñas que es el que le viene bien a la cola de toro.

-Presumido.

-No. Me gusta vestir bien, sobre todo de torero, pero eso no es de presumido, eso es de torero.

-Gastoso.

-Organizado.

-Supongo que eso significa tacaño.

-Eso quiere decir que miro por lo que gano que cuesta mucho de ganar.

-Machista.

-No. Cuando Cristina estaba bien le aplaudía. Además vi mucho a Conchita Cintrón que toreaba muy bien pie a tierra y me encantaba

-Ligas más que un torero.

-Eso se dice pero no hay para tanto. No creo que haya mucho de verdad.

-Ganas más que un torero.

-Lo mismo te digo. Depende del torero que sea. Los hay que están toda su vida en esto y cuando se quitan no tienen ni para tabaco.

-¿Y si fueses alcalde?

-Daría toros todos los días.

-¿Y si fueses más millonario?

-Tendría una ganadería. Les daría más cuartel a las escuelas para que sacasen más toreros.

-¿Y si fueses mujer?

-Procuraría estar muy guapa siempre.

-¿Por quién perderías la cabeza?

-La pierdo por mi gente.

-¿A quién quisiste y no pudiste?

-A los que quise les pude. A mis padres, a mi mujer, a mis hijos…

-¿Y qué quisiste y no pudiste?

-Haber sido matador de toros figura del toreo. Algo me debía faltar cuando no lo logré porque afición tenía toda.

-Para ver a quién acudirías a la reventa.

-Ahora mismo a Morante de la Puebla.

– ¿Sueñas o tienes pesadillas?

-Alguna pesadilla sí tengo. Siempre con toros. Intento pegarle veinte pases con la izquierda y no lo consigo. Ahí está la pesadilla.

– ¿Cuando te emborrachaste por última vez?

-Hace mucho tiempo, hace mucho tiempo.

-¿Pero te emborrachabas?

-Lo que pasaba es que en Sevilla había dos o tres toreros muy buenos que cuando nos juntábamos echábamos unas copillas pero nunca fui hombre de borrachera. Eso no va con ser torero.

-Pero una copa sí.

-Eso sí.

 

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