Tomás Rufo de nuevo dio un golpe de autoridad incontestable en Manizales, esta vez imponiéndose al desigual lote de Las Ventas, que no se la puso fácil, pero Rufo pareciera decir que si la adversidad es catapulta, hay que saberse ese credo. En el tercero de la tarde mandó al toro con la derecha, y al natural su trasteo tuvo más largueza en series cortas. Luego puso la muleta tan abajo y con tal temple, que la plaza rugió sin recato. Terminó siendo cadenciosa la faena, que parecía de recursos y sin libreto, y el toro terminó sacando fondo y calidad. Del gusto de la afición de Manizales que lo arropó. Falló con los aceros y todo se malogró.
Al sexto le cortó una oreja luego de una faena en la que no pudo lucir su cadenciosa capa porque el toro tardeó, y además la embestida no era clara.
Consintió al toro en la muleta, y cada pase llevaba el sello de su temple y su torería. La faena fue creciendo en intensidad y clase. El final, con el toro en tablas y Rufo persistiendo, terminó de calar en el público que ya se lo había metido en el corazón.
DE JUSTO, LA TORERÍA
Emilio de Justo puso la torería y el palco la controversia porque al quinto lo entendió de principio a fin, y esa comprensión la puso a valer para su actuación. Lo cuidó con el capote porque el toro tenía poca fuerza.
Apostó de rodillas en el comienzo de faena, y fue medida justa para calibrar la conexión con los tendidos. Más claro el toro por el pitón derecho, y más profunda la faena de De Justo por ese pitón a pesar de que el toro se sostuvo con dificultad por virtud del torero. Por el izquierdo lo obligó De Justo y terminó imponiendo su muleta corrigiendo la falta de claridad del toro por ese pitón. Faenón de poder y hondura que puso al público de acuerdo. Inexplicable la cicatera decisión del presidente.
Y fue afortunada esa reivindicación en el quinto porque le faltó clase al toro, que además acometió sin codicia. Con la muleta no transmitió, y el público le exigió más al torero, que apenas hizo el esfuerzo. Poco de todo, y decepción en los tendidos.
TALAVANTE, OREJA
Alejandro Talavante no pudo refrendar su reciente “Señor de los Cristales”, a pesar de la generosidad del palco. Se vio muy poco de capa. La faena comenzó de rodillas, templada y vibrante, luego cayó en intermitencias, pero remontó con la mano izquierda con mucha hondura. El toro se fue quedando sin motor, y el torero lo sujetó en los medios con mucho mérito.
En el que abrió plaza apenas reseñar los dos faroles en el tercio para pararlo, porque en la muleta el toro se apagó pronto, y no acudió con prontitud a los cites de Talavante, que tampoco encontró acoplarse al parado y manso toro. Mató de un bajonazo.
Manizales, 13 de enero de 2024. 4ª corrida de la 69ª Temporada taurina. Tarde soleada. Toros de Las Ventas del Espíritu Santo, justos de peso y comportamiento dispar. Pitados en el arrastre 1⁰, 2⁰ y 6⁰. Aplaudidos 3⁰ y 5⁰. Alejandro Talavante, silencio y oreja; Emilio de Justo, silencio y vuelta al ruedo tras aviso y fuerte petición; Tomás Rufo, saludos tras aviso y oreja. Entrada: Tres cuartos. Saludaron Carlos Gutiérrez y Emerson Pineda por sus pares en el tercero. Ovacionada la vara de Luis Viloria en el tercero.
