LA REVOLERA

Urge una decisión rápida

Paco Mora
domingo 17 de enero de 2021

Las declaraciones de los científicos cualificados que están proliferando últimamente en los medios de información audiovisuales, dan pie para exigir del área del Gobierno a la que corresponde el toreo una decisión racionalmente urgente sobre su normalización como espectáculo. Ya que esos profesionales de la sanidad insisten en que el estudio de los datos conocidos al respecto indican que no cabe contemplar, pese a las vacunas existentes, una erradicación total de la pandemia de la covid-19, que es muy probable que evolucione hacia una especie de gripe, más virulenta que todas las conocidas hasta ahora, pero a la que deberemos acostumbrarnos sin esperar fórmulas milagrosas fuera de la realidad científica.

Según los expertos, no cabe contemplar, pese a las vacunas existentes, una erradicación total de la pandemia de la covid-19, por ello urge que el Gobierno de la nación ponga manos a la obra con la mayor premura, para el restablecimiento de la normalidad, hasta donde sea posible, en la fiesta de los toros

Así las cosas, y dentro de unas normas racional y científicamente establecidas, hay que convenir en que urge que el Gobierno de la nación ponga manos a la obra con la mayor premura, para el restablecimiento de la normalidad, hasta donde sea posible, en la fiesta de los toros. Porcentaje de espectadores según el aforo de las plazas, sí. Todas las medidas cautelares, como mascarillas, vacunas y distancias de seguridad, también, pero el Ejecutivo no puede continuar mirando para otro lado en lo referente al espectáculo taurino. Dejar pudrirse la situación va contra todo criterio de defensa de una de las señas de identidad más preciada por muchos miles de españoles. Y ya no caben paños calientes de los que dentro del Gobierno se declaran enemigos acérrimos de la fiesta de los toros. Al fin y al cabo, ellos son flor de un día en la gobernación del país y el toreo es una planta de hoja perenne a la que hay que cuidar para que no se marchite definitivamente.

¿Que a Sánchez, a Iglesias, a Torra y a Otegui no les gustan los toros? Pues que no vayan. No será quien esto firma quien les regale entradas para que vayan a lucir el palmito en Las Ventas. Es más, tampoco les agradan demasiado varios de los mencionados a miles, incluso millones, de españoles, tan bien nacidos al menos como ellos, y el mundo sigue andando.

También en el Gobierno hay gente sensata que debería hacer valer su criterio para sacar de su error a quienes dicen creer que la de los toros es una fiesta de señoritos millonarios y “fachas” irredentos. Lo primero lo desmiente la realidad de que quitados los cuatro o seis toreros con tirón en las taquillas, la mayoría de los que se juegan la vida en los ruedos no tendrán nunca un cortijo de su propiedad. Y es que como dijo alguien que conocía bien lo que de negocio tiene tan dura y difícil profesión: “Del dinero de los toreros, la mitad de la mitad”. Y lo segundo lo descalifican nombres de grandes poetas como Rafael Alberti, García Lorca y Miguel Hernández, políticos como Pepe Díaz y pintores como Picasso, todos ellos cofrades de la más radical izquierda de su tiempo.

Aparte de todo lo anterior hay que señalar que una de las ferias taurinas más importantes de España, que es seguramente la de los Sanfermines de Pamplona, paga con mayor generosidad que cualquier otra del calendario taurino tanto a los toreros como a los ganaderos, y con lo que queda mantiene durante todo el año a los acogidos en la Casa de Misericordia de la capital de Navarra… Viejecitos que si tuvieran que depender de lo que les llegara de los enemigos de la fiesta de los toros, emboscados en el Gobierno, les saldrían telarañas en la garganta…

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