La pincelada del director

¡Viva San Fermín! Un oasis

José Luis Benlloch
miércoles 06 de julio de 2011

Arranca San Fermín. Este año más que nunca entiendo lo de ¡Viva San Fermín! Es un desahogo y un alivio a tanta apretura como sufrimos. Me dirán que para apreturas las que trae el patrón de los navarricos, en la plaza, en los encierros, en la calle, en los hoteles, en la vida, en la fiesta, en la locura…

Benditas apreturas. Esas sí. Me refería a otras apreturas. A las del futuro, a las de las cuentas, ¡ea! eso es lo que hay o lo coges o lo dejas, a las ferias en peligro de continuar, a las de los pícaros que florecen por todos lados y naturalmente, ahí me duele, a las de las familias acorraladas por hipotecas y el toro negro de un sistema que parece no tener lidia y al que urge mejorar. No le pongan hierro de origen si no quieren, aparquemos banderías y los colores, pero alguien tiene que echarle la muleta abajo y poderle, que le cruja el costillar al maldito sistema a ver si acaba embistiendo. O alguien se hace el ánimo o el sistema podrá con nosotros y entonces…

Esa película la hemos visto mil veces en la plaza y claro que tiene soluciones. Así que no estaría de más que los rectores de la patria se adentrasen un poco en los secretos de la lidia, donde sale un toro pidiéndote cuentas y le puedes o te manda al hule, donde no caben las demoras ni las alianzas ni las milongas. Es ya o ya. O le opones firmeza o te come. No es fácil, pero es necesario, gente con cabeza y agallas, con sentido de la realidad y conciencia de lo necesario. Es lo que se espera de ellos por eso encabezan los carteles de la política. Igual que sucede con los toreros. Y los que no resuelvan que no vuelvan a las ferias de este país. Yo de momento me voy a Pamplona, es un alivio.

En ese ambiente cívico, con media sociedad rebelada y la otra llorando -sí, también hay algún cabrón que ríe y hasta con motivos- en ese ambiente les decía, llega San Fermín. Ese es el alivio. Como sucede todos los años a la bronca le poone una sonrisa, al desespero esperanza, nos desarruga el entrecejo del pesimismo, esa moza, ese tío valiente, esa ocurrencia, ese toro, esa cogida milagrosamente inocua, esa canción… madrugamos ante la tele para desintoxicarnos de la programación basura y las noticias chungas, nos emocionamos con el riesgo y el coraje de gentes que no tienen más pretensión que el gustazo de hacerlo y regar sus tradiciones. Otros deberían aprender.

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