La pincelada del director

Y ahora don Antonio

José Luis Benlloch
domingo 02 de junio de 2013

Ha sido la semana de Ferrera, Antonio. Tampoco estaría de más llamarle don Antonio. No hace tanto tan denostado, tan señalado por la ironía y ahora tan clarividente, tan seguro. Muchos no se enteraron en Las Ventas. A lo peor es que tiraron de estereotipo y les cuesta apearse de los prejuicios para valorar la realidad. Y la realidad es que este Ferrera toreó asentado, muy asentado sobre los talones frente al pajarear de otros incluido el Ferrera de otros tiempos, sobrado, talentoso, sabiendo qué hacer en cada momento, con variedad, con argumento desde el principio de la lidia hasta el final que debe ser a lo que se refiere cuando en su nuevo discurso ante los micros habla del hilo conductor, el hilo conductor esto, el hilo conductor aquello. La realidad fue una lidia completa, de irreprochable técnica a un lote de toros de Adolfo Martín serio, con sus exigencia, del que pide manos para obedecer por mucho que en su favor hay que decir que respondió al buen trato que le dedicó Ferrera. Eso es la prueba del algodón, la demostración de que el matador les hizo lo que debía hacer. Hay que ponerle nota alta a los unos y al otro. Más, celebrar su entronización en el cuadro de honor de los maestros. No es ca­sualidad, ya hace tiempo que lo venía apuntando, dicen que arrancó en su Badajoz la tarde de los seis victorinos, en lo que fue una demostración de cómo se afronta, variedad y disposición, un reto así aunque hubo más tardes que desembocaron en esta consagración isidril. Un maestro este Ferrera, digno de la máxima consideración. Don Antonio.

Lea el artículo completo en su Revista APLAUSOS

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando