El ganadero anuncia a través de las redes sociales que pone fin a su ganadería por costes económicos y sacrificará a partir del lunes las 560 reses que forman la ganadería, el mayor patrimonio genético de la línea “Coquilla” de Santa Coloma.
“Llevo tres meses meditándolo, la verdad, no pensaba hacerlo de una manera tan drástica. Mi primera idea fue reducir la ganadería a la mitad y esperar acontecimientos, pero la prolongada sequía, la subida tan acalorada de los piensos y la paja, me han hecho despertar a la realidad y ver que actualmente es inviable transformar un becerro en toro de lidia con el alto costo que conlleva, para después tenerlo prácticamente que regalar. El nuevo virus Schmallenberg si nos atacará no existe vacuna alguna la preparación podría durar aún dos años”, de este modo explica Mariano Cifuentes la decisión que ha adoptado de bajar la persiana a su ganadería y enviar al matadero la totalidad de la reses que la integran y que suman 560 cabezas, entre machos y vacas.
La drástica decisión tomada supone la práctica desaparición de un encaste y pone sobre la mesa la problemática demandada por asociaciones ganaderas de crear una normativa de protección de encastes a escala institucional y que viene demandada por la necesidad de establecer unas bases de actuación para evitar que la diversidad de los diferentes encastes del campo bravo quede sujeta únicamente a las oscilaciones del mercado y a las decisiones de sus propietarios.
De “Coquilla” quedan a partir de ahora representaciones que no llegan al medio centenar de hembras en las ganaderías de Sánchez Arjona y Sánchez Fabrés.
“Decisión muy cruda, pero a la vez muy real, nos vamos en silencio, con la cabeza muy alta, con los bolsillos vacíos, pero sin ningún tipo de deuda a nadie, intentar seguir en estas circunstancias nos llevaría hacía situaciones desagradables y poco recomendables”, concluye el ganadero que formó la ganadería en 1982 con vacas y sementales de José Matías Bernardos “Raboso”, de puro origen Santa Coloma de la línea “Coquilla”.
