La página de Manolo Molés

Con saber y con sabor

Manolo Molés
domingo 11 de noviembre de 2018

Los domingos la radio se escucha en cuatro países: España, Méjico, Colombia y Ecuador. Sumando las audiencias vivimos encima del millón de oyentes. Pero nos falta un país con enorme raíz española, que es Perú; y esa plaza, la más sevillana de toda la América taurina, que es Acho, en la capital, o sea, en Lima. Allí torearon todas las figuras de la epopeya taurina en “el nuevo mundo”, que descubrió en primera estancia Colón y que murió, el conquistador, pensando que había llegado a las Indias, al encuentro de las especias y otros tesoros. Pero no fue así, sino América lo que descubrió. No se han hecho las películas que cuenten de verdad aquella conquista desde las tierras de California hasta la Isla Grande de Tierra del Fuego ubicada en el sur de América.

Y allí dejamos la semilla del toro. Los llevaron a aquel “nuevo mundo” militares y frailes que los usaron como cortafuegos y defensa. Dos cercas y en medio el ganado bravo daban más tranquilidad que el Prosegur de la modernidad. Y de ese viaje nació la Fiesta, nuevos toros, ganaderías con el tiempo, la semilla para que en aquellos países donde el toro fue a defender y a tranquilizar en tierra extraña, creció el futuro toreo. Es verdad que no cuajaría en toda la franja americana desde San Francisco a Méjico, pero sí es verdad que sin muerte hay espectáculo con toros en la baja California. Se perdió la Fiesta en Centroamérica y en Cuba, donde se daban toros como parada de viaje y plazas de madera para los toreros hispanos camino de Méjico, de Colombia, de Perú, donde vivía el oro, de Ecuador y de Venezuela. En cinco países arraigó la Fiesta y creció luego con los nativos allí donde florecieron las ganaderías.

Hay que ser burro para no entender que el acoso y derribo es una tradición rural, limpia, un tentadero de vacas a campo abierto. Y que no es cruento, que es bello y que además, esas fincas son la mejor reserva ecológica que tenemos en este puñetero país. Lo malo no es que censuren; lo malo es que no tienen ni puñetera idea de lo que significa el campo

Ahora la Fiesta es total, con infinidad de plazas y ganaderías en Méjico. Cierto que a esos toros les falta un “chute” de casta que diría un moderno. Pero hay pasión y amor a la herencia hispana. Colombia está viva, aunque ha cerrado demasiadas plazas de segunda; y los políticos de la nueva ola joden ya como si fueran los que ahora nos atormentan aquí. A Ecuador le descabezaron la capital y la alegría de Quito. Perú tiene no solo el lujo de la plaza posiblemente más antigua y más sevillana y una sierra de enorme pasión por los toros. Venezuela está bajo cero en todo, la patria de Chaves y la querencia de Zapatero y los amigos de Podemos. ¿Qué debemos hacer? Cuidar ese tesoro de la diversidad, ese Planeta de los Toros del recordado Cañabate que fue quien bautizó la Fiesta en ocho países. Cinco países con mucha afición y, eso es lo peor, pocas ganaderías con la emoción de la casta. Y ese es el peligro junto con los nuevos políticos más “americanizados” con estudios en Estados Unidos y menos partidarios de seguir la herencia hispana. Cuidemos la universalidad de nuestra Fiesta que nos regala América. Es un gran escudo. Y una fascinante historia.

LO QUE ES TÓXICO ES EL CEREBRO DE TANTO PEQUEÑO DICTADOR

Mientras en esta Iberia nuestra. Íber es Ebro. Un día se lo expliqué a Chenel y no le cabía en la cabeza cuando le contaba que el nombre de Hispanoamérica viene de ahí, de los pobladores de las orillas del río Ebro donde habitaban nuestros ilustres antepasados. Ahora sin embargo las patadas y las putadas nos llegan de nuestra propia casa. El PSOE de Badajoz (tú también y yo votándolos) no tiene otra cosa que hacer que intentar cargarse las faenas de campo como el acoso y derribo. Hay que ser burro para no entender que es una tradición rural, limpia, un tentadero de vacas a campo abierto. Y que no es cruento, que es bello y que además, a ver si nos enteramos, esas fincas son la mejor reserva ecológica que tenemos en este puñetero país donde lo malo no es que censuren o alaben lo que sea justo; lo malo es que no tienen ni puñetera idea de lo que significa el campo, la dehesa (paraíso de aves y migración), la cría del toro y el respeto a la naturaleza. Los cerebros: cabezas del PSOE y Cordero -portavoz de Podemos- lo justifican con esta errática nota: “Que el pleno del Ayuntamiento se comprometa a no subvencionar de ninguna manera espectáculos que impliquen maltrato animal como el Concurso de acoso y derribo”. “De ninguna manera”, amigos míos: no tenéis ni idea de lo que es el acoso y derribo. Y menos aún de lo que es maltrato animal. Y todavía menos de lo que es “maltrato a la inteligencia y libertad y derechos” de los que sí podemos explicaros el cuidado y la belleza de las faenas de campo. Pero supongo que será perder el tiempo. No hay nada más ecológico y ejemplar que las dehesas extremeñas.

Pero hay pequeños dictadores en todas partes. Nuestra tierra de Valencia llena sus calles de toros para que “toree” el pueblo, tú, yo y los que amen esta fiesta popular. Pero otra vez sale el listo e ilegaliza lo legal. Tiene huevos. Ahí quiero que Victorino y la Fundación les denuncien porque han prohibido la publicidad taurina en pantallas, marquesinas, autobuses, etc. porque alguien con alma de dictador y que, por su cuenta, ilegaliza un espectáculo legal en todo el país, le da la gana. Lo que es tóxico, ilegal y poco recomendable es el cerebro de tanto pequeño dictador. Y esto en Valencia, Benlloch: donde el toro está en todos los pueblos.

ESTAMOS A TIEMPO DE ENCONTRAR REMEDIOS PARA ESTA FIESTA

Hay que contratarles. Qué gusto dar ese mano a mano en la radio analizando la Fiesta, y sus detalles, de José Antonio Chopera y José Luis Lozano. Gente con saber y con sabor. Gente que ha vivido etapas básicas de la Fiesta. Ganaderos, apoderados, empresarios, familias que la hicieron más grande. Personajes que saben cómo funcionaba la Fiesta, dónde estaba el respeto, dónde la medida, dónde el futuro. Pocos tienen el talento y el talante de estos dos taurinos históricos, llevaron Madrid, llevaron grandes figuras, pertenecen a la edad de oro y ahora mantienen la claridad, el respeto y la sabiduría de lo que hay que hacer y de lo que no debemos seguir haciendo. Gente como esta tiene ya su hueco en la didáctica, pasado, presente y futuro de una Fiesta maltratada. Y estamos a tiempo de encontrar remedios.

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