La pincelada del director

Bravo, bravo fue Perera

José Luis Benlloch
domingo 08 de junio de 2014

Éxitos y polémica. Más éxitos que nunca y tanta polémica como siempre que no es poca. Ni tampoco sobra. La feria, el San Isidro 2014 que acaban de arrastrar, nació bendecida y trabajada y con muchos alicientes y hay que convenir que no ha defraudado. Todas las semanas había motivos para el gozo. Con algunas cimas incluso que deben situarse en la categoría de los hitos de la plaza. Ese Perera sobre todos los demás. También tuvo sus fiascos pero eso entra dentro de la naturaleza del propio toreo. Y habría que decir de la personalidad de la plaza, por lo que pesa la responsabilidad, por la exigencia del toro, por la exigencia al toro y en ocasiones por la intransigencia de quienes todos sabemos que a estas alturas ya forman parte del ADN madrileño, que hay que aceptar por mucho que desespere o vayan más allá de lo que sería razonable. Lo mejor del balance es la lógica lineal en que se ha producido la feria: a más trabajo, a más imaginación empresarial, mayor éxito. Quiere decir que la Fiesta es sensible a los estímulos y eso debe animar.

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