La semana se ha apretado informativamente. Decepción en Sevilla, no por esperada menos dolorosa. Ahora ilusiona Madrid. Si se cumpliesen los pronósticos y los deseos sería…
La semana se ha apretado informativamente. Decepción en Sevilla, no por esperada menos dolorosa. Ahora ilusiona Madrid. Si se cumpliesen los pronósticos y los deseos sería un gran avance en tiempo de escaramuzas. Agua de mayo, nunca mejor dicho. En la calle de Alcalá se afronta un mes de toros con un talante que no se recordaba. A la vera del Guadalquivir, se veía venir, estallaron todas las costuras del conflicto Pagés versus G5, a estas alturas seguramente G2 o directamente G1, en una feria en la que además faltó suerte. No es normal una Maestranza tan vacía, tan crispada, tan desconocida, tan jodida, con tan pocos toros embistiendo, con tanto torero desnortado, con tan pocos ganadores… Y que nadie saque pecho ante la desolación. Ni mucho menos los ausentes. En caso contrario que reseñen los logros. Están donde estaban sólo que con peor consideración, con más crispación general, con menos gloria unos y otros, en una parte y otra del conflicto. Nadie sale indemne de Serva la Bari, el cuadro de honor se limitó a unos pocos nombres, más que por los logros por lo que apuntaron, por la actitud. En realidad nadie acabó de redondear. El tiempo será el juez definitivo, pasadas unas semanas veremos lo que se recuerda más allá de la desolación, Ferrera, Ponce y poco más.