El palco

El Califato cordobés

Rafael Comino Delgado
lunes 24 de enero de 2011

La palabra Califa viene del árabe “Jalifa” que significa “representante”… es el jefe supremo, el líder político y religioso. Además, en el diccionario de la RAE tiene otra acepción: “apodo que se da a los toreros ilustres naturales de Córdoba”.

La palabra Califa viene del árabe “Jalifa” que significa “representante”. En el Corán se dice “pondré un Califa (un representante) en la Tierra”; se entiende que es un representante de Dios. Así pues Califa es el jefe supremo, el líder político y religioso. Además, en el diccionario de la Real Academia de la lengua española, la palabra Califa tiene otra acepción: “apodo que se da a los toreros ilustres naturales de Córdoba”.

El apelativo Califa, para referirse al gran torero cordobés Rafael Molina “Lagartijo”, fue introducido por el cronista taurino aragonés, Mariano de Cavia “Sobaquillo”, tras recibir un brindis del torero en Murcia. Sobaquillo era muy partidario de Lagartijo y quiso, así, destacar su dominio y supremacía en el toreo de aquellos tiempos, por tanto Lagartijo fue el primer Califa. Después se consideró que Rafael Guerra “Guerrita” tenía meritos suficientes para ser considerado digno heredero de Lagartijo, por lo que sería el II Califa, quedando así instaurado el califato del toreo cordobés. Más tarde vino Machaquito y, aunque con gran discusión , fue considerado el III Califa, y Manolete el IV. Estos cuatro Califas lo fueron por decisión popular, algunos con fuerte discusión.

Posteriormente llegó Manuel Benítez “El Cordobés”, un genio heterodoxo, y, como había gran controversia a la hora de nombrarle Califa, un grupo de aficionados favorables a su nombramiento tomó el liderazgo y consiguió que, finalmente, fuera nombrado V Califa, en un acto oficial organizado por el Excmo. Ayuntamiento de la ciudad de Córdoba. Por tanto el único Califa con nombramiento oficial es el V, es decir, El Cordobés.

Actualmente algunos aficionados cordobeses dicen que “Califa es el que manda”, lo cual puede ser discutible, pues tendríamos que analizar primero ¿qué es mandar? y segundo, si los cinco Califas realmente mandaron en el toreo. Yo lo único que tengo claro, porque lo viví, es que Manuel Benítez mandó, no todo lo que pudo (que es lo que intentan todas las figuras) sino todo lo que quiso; tengo la seguridad, casi absoluta, de que ningún otro torero ha mandado tanto como mandó El Cordobés.

Pero también hay otras opiniones, naturalmente respetables, como la del escritor Salvador Balil Forjas, quien dice que “no se alcanza el Califato cuando se es simplemente el mejor, sino cuando se es excepcional en el Arte”.

El próximo mayo, Finito cumplirá 20 años de alternativa y, en Córdoba, hay cierto debate sobre si debe ser el VI Califa y, como con todos los anteriores, a excepción de Lagartijo, las opiniones están más o menos divididas.

Entiendo yo que Finito de Córdoba es un torero de calidad excepcional (en calidad sí manda Finito); desde luego el torero que yo he visto de más calidad, y estoy viendo toros desde 1950. Ahora bien, si exigimos mandar, como lo hizo Manuel Benítez para ser Califa, Finito no puede serlo pero me temo que los otros cuatro tampoco.

El debate sigue y seguirá pero, respetando cualquier otra opinión, para mí (que en el tema no tengo voz ni voto, pero sí puedo opinar) y para miles de aficionados cordobeses y de otras partes, Finito ya es el VI Califa, el Califa de la Calidad. Tendríamos así seis Califas, cada uno con sus características: Lagartijo, el torero de la armonía, de la elegancia y la maestría; Guerrita, el poderío y la maestría; Machaquito, el valor sin límites y la espada certera; Manolete, la personalidad, la honestidad, la quietud y la ligazón; Manuel Benítez, el genio heterodoxo (probablemente la persona más lista e inteligente que yo he conocido) y Finito, la Calidad inigualable. Todos grandiosos toreros que han dado Arte, Grandeza y Gloria al Toreo y a Córdoba.

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