TAL DÍA ESTA SEMANA… 9 DE MARZO DE 1988

El doctor Enrique Ponce debutó en la Magdalena

Alfonso Ávila
martes 07 de marzo de 2023
Aquel niño que deslumbró a los aficionados en el concurso “Monte Picayo busca un torero” en las ediciones de 1982 y 1983, triunfó sin corte de orejas en su debut con los del castoreño en la capital de La Plana

Con media entrada se celebró la primera novillada del abono de la feria de La Magdalena de Castellón. Se lidiaron cinco novillos de Bernardino Píriz, terciados y muy nobles, salvo el sexto, que resultó manso y con genio, siendo ovacionados el tercero y el quinto; y un novillo, el lidiado en segundo lugar de Mari Carmen Camacho, manso pero noble. Curro Trillo, de negro y oro (silencio y silencio), José Luis Torres, de verde y oro (silencio y ovación con saludos tras aviso) y Enrique Ponce, de blanco y plata con remates en negro (dos vuelta al ruedo tras petición de oreja y vuelta al ruedo a hombros tras aviso).

Nuestro director José Luis Benlloch, en su crónica de Las Provincias, tituló tal efeméride: “El doctor Ponce debutó con caballos”. A Ponce, que vestía su hechura de niño con traje blanco y plata, “cual si fuese a tomar la primera comunión, le corresponde mejor la toga de doctor y los entorchados de los licenciados. Nada parece tener secretos para él, anduvo por la plaza con la serenidad de un matador de toros, templó los nervios del debut como si estuviese curtido en mil batallas. A su primero, lo cuajó con el capote y le ligó una faena templada que le pedía el novillo suavón. A su segundo, mansón y violento, lo dominó en los primeros doblones y le compuso faena en la que, por momentos, le tragó lo que deben tragar los toreros machos y, en momentos, le anduvo con habilidad para hacer creer lo que no era. Nadie puede asegurar que estemos ante una figura del toreo, lo que sí está claro es que, como novillero, tiene el camino despejado…”.

Aquel día mostró su punto más débil, la espada. Si hubiese estado certero hubiese cortado tres o cuatro orejas. Si algunos pudieron atribuir a paisanaje el entusiasmo de Benlloch, más rotundo se mostró José Antonio del Moral, en la revista Toros 92, bajo el título “Va a ser figura grande”, relatando: “Sucede tan de tarde en tarde… En la feria de Castellón de 1988 hemos asistido al alumbramiento de uno de estos elegidos. Se llama Enrique Ponce. Esta semana le dediqué la primera crónica y espero dedicarle muchas más”.

Salvador Pascual para Aplausos: “¡Atención a este chaval! Tiene condiciones para llegar muy alto”. Paco Picó, en ABC: “Surge otra nueva promesa de Monte Picayo”. Enrique Ponce armó un alboroto. Andrés Amorós opinaba en la biografía de Enrique Ponce: “¡Cuántas veces se repetirá esto a lo largo de su carrera! Dos faenas, una de lucimiento y otra de dominio, buen éxito y fallos con la espada…”.

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