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El futuro de Bilbao y el bombo

La pregunta es: ¿A partir de ahora cuál va a ser el futuro de la plaza de toros de Bilbao? Hay algo muy claro: cambia el planteamiento, el uso, disfrute y productividad de un edificio magnífico y cómodo, que lo será aún más con la remodelación y con la anunciada cubierta. Perfecto: los tiempos cambian y en estos casos se supone que para mejor. Para mejor siempre que la fiesta de los toros, o sea, la gran feria de agosto, no acabe resintiéndose o dependa de la mano, la cabeza, la tendencia y los gustos, filias y fobias del que mande. Quiero ser optimista. Pero, ojo, hay que acertar con el papel que jugará la feria y con la gente que se encarga de que sobreviva con la categoría actual, y un poquito más, porque en los últimos años de la cúpula taurina se metió la pata en más de una ocasión, sobre todo en el tema fundamental del ganado. Bilbao ha de cambiar en algo necesario, en elegir ellos las ganaderías que están en buen momento y no las que todos los días -sota, caballo y rey- piden algunas figuras. Primero, el toro. Y luego, asegurada la seriedad, categoría, pluralidad de encastes y momentos, se contratan los toreros. A la francesa, sí. El toro, primero. El torero, a continuación. No al revés.

Ahora, muchas veces, la feria ha sido más fachada que contenido. Y eso hay que solucionarlo. Pero la longevidad de la feria dependerá, ojo, del equipo que se elija como responsable taurino. Eso es clave. Y eso sí, que ese equipo sea revisado, valorado y analizado su trabajo por si conviene seguir o cambiar. Vamos, que no sea una poltrona, sino alguien que sirva a la seriedad y vitalidad de la plaza y sus aficionados. Ese equilibrio es clave. No sea que salgamos de Málaga y caigamos en Malagón. También creo que los que se van lo han hecho lo mejor que saben y que el 99% de los que manejaron la plaza y la feria son gente honesta. Me parece y lo deseo. Pero el futuro está en algo curioso. Bilbao marcó novedades que adquirieron los franceses. Es verdad. Luego, la afición de Francia, los que pasan por taquilla, tuvieron y tienen una participación muy mayor en la confección de los carteles, y, sobre todo, de los toros, más la exigencia de una lidia que pasa por la exaltación del tercio de varas como un espectáculo irrenunciable, no cruento, sí arriesgado, fascinante y positivo en el enorme respeto al toro. ¿Por qué esta parrafada? Porque esa es una feria clave entre otras cosas para que el País Vasco no apague la luz de la Fiesta como sucedió en Cataluña.

EL BOMBO ABRE UN CAMINO A LA SORPRESA Y LA COMPETENCIA

Grande Urdiales. La torería la lleva en el alma. Con dos festejos discretos en su feudo, llegó a Bilbao, tercera corrida de su temporada, y bordó el toreo, puro, artista, personalidad y un maltrato por parte de las empresas excesivamente cruel. Ahora queda Madrid y el bombo de Simón (a mí me parece una idea estupenda). ¿Te imaginas lo espectacular que sería sortear toda, pero toda, la Feria de San Isidro? De momento la suerte (palabra que se repite en todos los lances e instantes de la Fiesta) nos saca de la monotonía y todos juegan con todos. Como si en el fútbol el Madrid solo pudiera enfrentarse con el Rayo, el Huesca, el Leganés o el equipo que viera más asequible. En el fútbol sortean. En los toros también pero antes ya han cuadrado la ganadería y los compañeros. Lo dejo ahí, no quiero soñar más allá de otras cuestiones. Porque me duele más lo de Urdiales y los muchos Urdiales que no tienen soporte en el sistema y viven en el banquillo. Ese que te pudre o te curte, que diría Chenel…

¿A partir de ahora cuál va a ser el futuro de la plaza de toros de Bilbao? Hay algo muy claro: cambia el planteamiento, el uso, disfrute y productividad de un edificio magnífico. Quiero ser optimista porque esta es una feria clave para que el País Vasco no apague la luz de la Fiesta como sucedió en Cataluña

Todo lo que sea emoción y dictado de la fortuna vale para la vida y para los toros. Con una figura como Talavante y toreros tan de aficionados como son Ureña, Urdiales, etc. ha valido para que el inaugurado bombo le dé más contenido y atracción a la Feria de Otoño. ¿Te imaginas cómo sería esto en un San Isidro? Lo que está claro es que es mucho mejor y más atractiva la suerte que los carteles de despacho, de los que ya la afición está cansada. Y más aún del sota, caballo y rey. En la Fiesta todo son suertes. Faltaba la de sortear los carteles. ¿Llegará? No lo creo porque se han acostumbrado a un circuito cerrado: los grandes con los grandes y los chicos con los chicos. Pero sería estupendo, por lo menos sortear las corridas en San Isidro. No lo harán. Pero el bombo da muchas oportunidades, y, sobre todo, una: romper la monotonía actual y abrir camino a la competencia y a la sorpresa. El bombo limpiaría muchas cosas.

QUE NO SALGA GRATIS BORRAR LA FERIA DE VALLADOLID

Lo del alcalde de Valladolid clama al cielo. Le he dicho en la radio, con todo respeto y toda claridad, su reprochable, injusta y sectaria actitud con la feria de su tierra, negando todo apoyo, y, sobre todo, borrándola como si no existiera. Ya está bien. Ahí tienen todas las asociaciones taurinas, y, sobre todo, la Fundación. Que no le salga gratis borrar la feria de Valladolid en contra del pueblo, de la ley y de su obligación de ser alcalde de todos. No solo de los que le bailan el agua. Y Matilla no sé si es mi amigo o mi enemigo, tan listo para tantas cosas, debe salir de detrás de la cortina y presentar todo tipo de denuncias legales al ayuntamiento. Pero, joder, muévanse todos. Y más cuando tienen la razón y la ley de su parte. Parecemos marmotas, siempre durmiendo. Vamos ya.

Asoma septiembre, el mes de los novilleros y de grandes ferias como Albacete (la más seria y recomendable), Murcia, Logroño, Salamanca, tan torera, Guadalajara, Las Ventas y el bombo, y esa Francia con Bayona, Arles, Dax, Nimes… Es la recta final de un año variado en sabores. Madrid sigue siendo Madrid. Y dos plazas y ferias grandes están en el alero del cambio: Bilbao, en el aire su futuro; y Zaragoza, con el debut de Zúñiga.