LA PÁGINA DE MOLÉS

El peligro está en el metro, en los bares, en el desmadre

Manolo Molés
lunes 18 de enero de 2021

Claro que tienen importancia los políticos. Claro que en este país dependemos de ellos para dar toros, para recibir permisos, para cosas lógicas y sobre todo para caprichos y decisiones personales. Ahora el señor Joan Ribó suspende las Fallas y ya veremos cuándo hay toros en Valencia. En Castellón la señora Amparo Marco también nos deja sin Magdalena y ya veremos cuándo se abren los chiqueros, quizá no suceda hasta finales de junio. Seguro que ambos políticos tienen sus razones para suspender las fiestas de sus ciudades, pero son más rápidos que Billy el Niño. Y ya nos dirán lo que ellos entienden que hay que hacer. A la orden.

Miras a Francia y todas las plazas, grandes o chicas, ya saben lo que van a hacer. Ya tienen claros sus calendarios, apoyados por los alcaldes. Su pandemia es similar a la nuestra. Sus políticos, no

Pero, claro, otra vez miras a Francia, donde la pandemia es similar y los problemas lo son también, y ya están en marcha Arles, Dax, Bayona, Mont de Marsan, Nimes, Beziers, etc. Ya tienen claros sus calendarios, apoyados por los alcaldes de todas estas y setenta plazas más. Y miro Aplausos, que es muy sano, y de repente aparece una de las ciudades taurinas que pocas veces hemos nombrado: Gamarde se llama, plaza coquete y con cubierta moderna. Y anuncia (la Comisión Taurina) que el 28 de marzo dará la primera corrida de toros en el suroeste de Francia. Y todas las plazas grandes o chicas ya saben lo que van a hacer, y en sus fechas tradicionales. La pandemia es similar a la nuestra. Los políticos, no. Y hay un montón de festejos ya conocidos sin mediación necesaria de alcaldes de “ordeno y mando”.

Me cabrea mucho escuchar decir que hay peligro en las plazas de toros. Peligro hay en los restaurantes, en las reuniones, en las fiestas, en los bares, en las juergas nocturnas, en no cumplir las normas. Peligroso es meterte en el metro con la gente apiñada, no sentarte en una plaza de toros al aire libre

Y me cabrea mucho escuchar a políticos, y negativistas, cuando dicen que hay peligro en las plazas de toros. Peligro hay en los restaurantes, en las reuniones, en las fiestas, en los bares, en las juergas nocturnas, en no cumplir las normas. Hay abiertos palacios de deportes para el baloncesto, locales con cantantes y mucha gente con el espacio cerrado. Aquí en Madrid lo peligroso es meterte en el metro con la gente apiñada. Sentarte en una plaza de toros al aire libre, donde se ha cuidado previamente el número de asistentes, es, comparado con lo anterior, una sauna de salud. Mascarilla, distancia y todo lo contrario de un botellón o una celebración futbolística. Y una cosa más: la gente del toro es la más educada y respetuosa del mundo. Solo se levantan del asiento para aplaudir, o decir “ole” o estirar las piernas. Pero que no me digan los políticos lo que tienen que hacer los aficionados a los toros, porque llevamos años en los que la gente es un ejemplo de civismo en las duras y en las maduras.

Y está claro: con los alcaldes franceses nunca falla la Fiesta. Es más, la gente pone como condición: “El alcalde que quiera gobernar tiene que apoyar la fiesta de toros y acudir a la plaza”. Mi país es el mismo que el tuyo y lo cuidamos; pero hay demasiados políticos que piensan que todavía no somos mayores de edad.

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