La Revolera

¿Figuras?… Mejor toreros de cartel

Paco Mora
domingo 09 de octubre de 2011

Acabo de leer un billete de Rafael Comino, que como todo lo suyo merece la pena leer y luego reflexionar sobre lo leído. Es cierto que eso de ser “figura” del toreo es a estas alturas algo demasiado sobado…

… y que de tanto querer decir dice muy poco en la mayoría de las ocasiones. Para mí, son muy pocos los toreros que merecen la calificación de figuras. Se es “figura” cuando durante los años de permanencia en activo no se ha faltado en las ferias más importantes, sin huir de las que sale el toro con cuatro años y cinco hierbas, con trapío y bien encornado. También, cuando la mayoría de los novilleros que han comenzado sus carreras después lo han considerado su espejo, y se ha respetado a sí mismo no cayendo en estridencias ni actitudes fuera de lugar y al margen de la dignidad de algo tan respetable como es ser un buen matador de toros. Si además de todo eso el torero tiene una personalidad propia que le hace diferente y ha aportado algo nuevo, o ha perfeccionado algún punto de la tauromaquia en uso de su tiempo, tiene derecho al tratamiento de figura del toreo. Y todo ello, independientemente de que haya ganado más o menos dinero y tenga o no fincas agrícolas, ganaderas o urbanas. Y finalmente viene la prueba del algodón: Un torero, puede ser considerado figura sólo cuando perdura para siempre en el recuerdo de todos los que le vieron en activo. Y los demás toreros de su tiempo, esté vivo o muerto, hablan de él con admiración y le conceden de corazón el calificativo de “maestro”.

Cuando yo comencé a adquirir sensibilidad y algún conocimiento sobre el arte de torear, se empleaba poco la palabra “figura” para definir a un torero de éxito. Se utilizaban más los conceptos “torero de cartel” y “torero de postín”, porque el ser torero era algo mucho más difícil que hoy y quienes llegaban a serlo se daban por satisfechos con que se dijera de ellos que eran “buenos toreros”. De los cientos de chicos que comenzaban de becerristas, muy pocos llegaban a debutar con picadores –eso solo ya les hacía objeto de la admiración y el respeto de sus compañeros- y a matadores de toros, de cada cien cuatro o cinco, y de esos en muchas promociones ninguno llegaba a ingresar en la categoría de “toreros de cartel” y no digamos de “postín”.

No me gusta lo de “figurón”, porque me suena a “fantasmón”,  ni lo de torerazo por lo mismo que prefiero “trincherilla” a “trincherazo”. Ya ves querido Comino que no andamos tan lejos en la percepción de las cosas del toreo y de los toreros. Un abrazo.

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