El festival de Benassal fue todo un referente taurino en la provincia de Castellón, que alcanzó su mayor esplendor y fama con la llegada como organizador del periodista, Manolo Molés, en el año 1981. Haciendo un breve repaso de esos años, la práctica totalidad de las figuras del toreo del momento torearon allí. Era habitual encontrar a las figuras paseando por los aledaños de La Castellana, en el Balneario de Fuente en Segures, e, incluso, la grabación del programa Revista de toros en el mismísimo hotel. Antoñete, Rafael de Paula, José María Manzanares, Curro Vázquez, Niño de la Capea, Ruiz Miguel (el gran ídolo en esta plaza), Ortega Cano, César Rincón, El Soro, Enrique Ponce, José Tomás o Juli, escribieron pasajes memorables en esta coqueta plaza, que se construyó a la antigua usanza.
El 7 de septiembre de 1998, el cartel reunió a los dos toreros del momento: Enrique Ponce (oreja y dos orejas y rabo) y José Tomás (oreja y dos y rabo). Abrió el festejo otro grande, Pablo Hermoso de Mendoza (oreja, y dos orejas y rabo). El rejoneador navarro realizó una faena muy meritoria al primero de la tarde, logrando lo más lucido de la faena a lomos de Cagancho. En su segundo, de mejores condiciones, se lució con Chicuelo.
Enrique Ponce tuvo que recurrir a alardes efectistas para arrancar la oreja de su primero. En el quinto, un animal de noble embestida, realizó una faena relajada, con detalles de serenidad y de temple. Al matar de una estocada en todo lo alto, le fueron concedidos los máximos trofeos.
José Tomás, con su complicado primer novillo, estuvo voluntarioso, logrando una faena meritoria en la que llegó a ser volteado. Con el que cerraba plaza, el de Galapagar se pudo estirar y recetó dos series de naturales hondas y lentas, ejecutadas con enorme pureza. Acertó con la espada, y también logró los máximos trofeos.
Aparte de este mano a mano entre las dos máximas figuras, otro hito importante fue el debut de Victorino Martín (por partida doble, como ganadero y torero) en 1982, año de la famosa Corrida del Siglo, las reapariciones de Miguel Báez “Litri”, Juan Posada y Pepe Luis Ramírez, y los debuts siendo niños de Rafaelillo o Julián López “El Juli”.
Como bien cuenta nuestro compañero Manolo Molés en el libro El Festival de Benassal, “todas las figuras pasaron por esta plaza, durmieron en el Balneario, bebieron agua de Benasal y torearon como si estuvieran en Madrid. A cambio les dimos cariño y el dinero de los gastos. Hubo toreros importantes que se quitaron de corridas para poder estar en Benasal”.