Cuando un hombre de plata es respetado y admirado por compañeros, matadores, aficionados y personajes de toda índole del mundo del toro, no estamos hablando de un hombre de plata, porque esa plata siempre fue oro. Es el caso de José Antonio Carretero, que también fue matador de toros en su día y hoy se ha despedido de los ruedos en un escenario como La Maestranza.
Sevilla eligió para despedirse, a las órdenes de Tomás Rufo, torero al que ha acompañado durante toda la temporada, aunque ha acompañado a grandiosas figuras del toreo como Rafael de Paula, Morante de la Puebla, El Juli o Manuel Caballero, además de hacer sus pinitos como apoderado con el malagueño Saúl Jiménez Fortes.
Carretero, natural de Madridejos (Toledo), nunca fue un hombre que buscase el protagonismo, todo lo contrario, siempre dejando los focos a sus respectivos matadores, quizá por eso, siempre fue con los mejores. Solo se vistió nueve veces de luces como matador de toros antes de “cambiar el carnet”, como se dice en el orbe taurino pero su legado ahí queda, quizás siendo unos de los rehileteros más puros de las últimas décadas y un lidiador excelso.
Esa faceta de gran capotero fue la que mostró el toledano hoy, puesto que lidió los dos toros del lote de Tomás Rufo, despidiéndose con Carcelario, de Olga Jiménez, toro que posteriormente su matador le brindaría. Finalmente Morante de la Puebla le cortó la coleta, junto a sus hijas y a Tomás Rufo, después de que se le hiciera entrega de un obsequio por parte de sus compañeros.
A sus 55 años se despide de los ruedos, diciendo adiós de una forma discreta, como su personalidad le pide, pero su ausencia dejará un gran vacío en el mundo del toro.