Fallas 2011

La cremà, el ritual del fuego

Quique Soler
domingo 20 de marzo de 2011

Como cada año las Fallas tocan a su fin. El día de San José es el sinónimo del ocaso para las fiestas valencianas más universales. El fuego invadirá una noche más la capital del Túria dando por zanjado el curso fallero y dando paso a las Fallas de 2012.

Se consumen las últimas horas del día, ya no hay actos programados y en los casales se refleja el cansancio en los rostros de los falleros que aguardan con calma la llegada de los pirotécnicos que encenderán la llama de la traca que de paso a ‘la cremà’. Antes, el castillo: un espectáculo repleto de cohetes, carcasas, candelas y truenos que ilumina el cielo de Valencia de luz y color y que hace temblar la ciudad por última vez.

Avanza la noche y las cortes infantiles –sobre las 22 horas- y más tarde las mayores –en torno a la media noche- cobran protagonismo agrupadas cada una en torno a su falla para despedir al monumento que han adorado durante unos días y que se consumirá entre las llamas. Suenan los últimos compases de las bandas y explotan los petardos que aún quedaban en las cajas de los falleros.

Y llega el momento del sacrificio de un arduo trabajo largos meses. Adiós a miles de figuras de cartón piedra repletas de colorido y plasticidad, adiós a unos monumentos llenos de crítica y sátira. Sólo algunas de ellas, los ‘ninots’ indultados, se librarán del rito del fuego para dar testimonio de la grandeza de la fiesta valenciana.

Las calles y plazas apagan sus farolas y las hogueras se apoderan de ellas. Una nube negra cubre toda Valencia con una lluvia de ceniza, mientras el sonido del crepitar de la madera en la lumbre se apodera del silencio en una escena grandiosa e inigualable. Un silencio sólo interrumpido por los aplausos y exclamaciones de unos falleros entregados a su fiesta.

Las lágrimas descienden lentamente por las mejillas de las falleras iluminadas por la luz de las hogueras al mismo tiempo que comienzan a caer los monumentos más altos consumidos por las llamas. Las Fallas de 2011 desparecen poco a poco en un mar de fuego y ya sólo quedan las brasas de unas obras artíticas que han adornado Valencia durante algo menos de una semana.

Los bomberos y los servicios de limpieza comienzan a trabajar, en una labor que les ocupará toda la noche, para que la ciudad esté impecable y vuelva a la normalidad cuando amanezca.

Ahora es el turno de limpiarse las lágrimas y de pensar en la Falla del curso venidero, de superarse y de guardar en la retina las vivencias y los sentimientos de unas Fallas que, como cada año, han sido únicas.

Hasta siempre Fallas 2011.

Bienvenidas Fallas 2012.

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