LEYENDAS.- DÁMASO GONZÁLEZ (II PARTE)
(Foto: Crescencio)(Foto: Crescencio)

La fuerza de lo auténtico

José Luis Benlloch
domingo 16 de febrero de 2014

Más aprisa imposible. Tres meses, sólo tres meses, cinco días, veinte novilladas y la alternativa en una tarde que quedó en la memoria de todos. -Qué paliza me pegó, ¡qué paliza! Esa es la idea que persiste y la expresión con la que Dámaso me resumió el recuerdo de una tarde de alternativa que pasó directamente a la historia de las gestas. Imposible aguantar lo que aguantó aquel chavalote impávido y firme, qué digo firme, tenaz en sus propósitos. Lo recuerda él y lo recordamos quienes vimos aquella corrida. Heroico, sin volver la cara en ningún momento, una voltereta y otra y otra, en un toro y en el siguiente y como corolario una cornada con dos trayectorias además de contusiones y erosiones varias diseminadas por todo el cuerpo tal y como rezaba el parte médico.

– “¿Mis chicuelinas?… Hay veces que se deja pasar el toro, pero yo toreaba. Les echaba el capote adelante y los traía enganchados como si fuese con la muleta. El toro se hacía un nudo conmigo, era como si los dos nos hiciésemos un churro, así de redonda y de ligada era la reunión

– “Los toros me cogían mucho con la capa, con la muleta lo veía muy fácil, cortaba orejas, y la prensa, hiciese lo que hiciese, me arreaba. Tanto que cortaba dos rabos y me escondía porque parecía que había hecho un mal. En aquel ambiente me fui refugiando en la muleta y fui dejando el capote… Está feo decirlo pero era así

– “El toro de antes del guarismo te quería comer, te cogía y te desplazaba del trancazo. El toro de hoy lo piensa más y cuando te coge no te desplaza, te sujeta para herirte

– “En aquel novillo de San Antonio, al acabar el primer muletazo, le dejé caer la muleta al suelo sin pensarlo y cuando volvió para cogerla redujo la velocidad y le pude pegar cinco o seis despacio. Ahí me di cuenta de lo que era el temple

– “Los toreros pasan por rachas por vete a saber qué, porque el hígado se encoje o porque el miedo se te mete dentro, porque te cansas o te atoras y no transmites. Por eso una misma faena no transmite lo mismo si la cuajas en un momento o en otro

– “De mi relación con Madrid hago una lectura positiva. Muchos toreros lo tienen todo en los primeros años y al final la gente se les revuelve. Conmigo fue al contrario y me ha gustado mucho que después de meterse tanto conmigo haya acabado siendo un torero de Madrid

– “El más importante para mí era yo, no necesitaba a nadie para apretar. Yo quería ganarme la pelea a mí mismo. Todos los días quería hacerlo lo mejor que podía y unas veces estaba por encima de los compañeros y otras no lo lograba

Lea AQUÍ la entrevista completa en su Revista APLAUSOS

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