BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

Lo que fueron, lo que son y lo que debería ser la Feria de Fallas

José Luis Benlloch
domingo 26 de febrero de 2023
Primeros espadas del periodismo y los toros analizan el abono en el Aula de Las Provincias; Cayetano, Pepe Ribagorda y Víctor Zabala levantan el telón de la temporada

La feria taurina de Fallas, durante muchos años conocida por corridas falleras seguramente llevados por una falsa modestia de los organizadores que no adivinaron su desarrollo o porque se consideraba que la calificación de feria debía reservarse a la de Julio, en su tiempo de esplendor una de las más (o la más) extensa de la temporada taurina, ha devenido en la primera feria de primera. El primer puerto que la torería tiene que superar cada año; el primer encuentro con el toro de primera con lo que ello pesa tras la inactividad invernal; la cita donde comienzan a justificarse o a derrumbarse las ilusiones (también los cachés) de la torería andante. Valencia, Sevilla y Madrid, tres plazos de obligado pago y a partir de cuanto suceda en ellas los grandes se consolidan y los emergentes crecen o si no hay gracia (triunfo) por mucho que don sistema, conglomerado de intereses empresariales, pueda blindar a unos elegidos todo se viene abajo. Y como conclusión, todos, salvo posturas personalísimas, quieren estar en Fallas.

Hubo un tiempo, no tan lejano, que tras un triunfo en Fallas, de vuelta al hotel, aquel viejo Astoria, los apoderados firmaban cincuenta corridas de toros, que se lo pregunten si no a Pepe Luis Parada; o como sucedió más recientemente, que una terna convocase un entradón en los días previos a la semana fallera (mayor dificultad) no solo justificó una subida de honorarios exponencial sino que dio para firmar otro medio centenar de ajustes para el trío Rivera, Cordobés, Fandi, que dieron la vuelta a España varios años a mayor disgusto de los puristas y desahogo de la economía empresarial que ahora suspira -¡quién los pillase!- por una reedición. Hay más ejemplos, la presentación de un jovencísimo Paco Camino (salud, maestro) que salió figura para los siglos de los siglos una tarde novilleril; todo ello por no decir del triunfo de El Soro en el año de la alternativa con la crème de la crítica atufándose los mostachos del rigor y la indiferencia, pese a la cual logró abrirse las puertas de todas las ferias, efecto reanimador que reeditaba cada año cuando le bajaba la notoriedad. Esa es la fuerza de las Fallas, en realidad una feria joven, que empujada por su privilegiado calendario por mucho que suponga vivir a expensas de los fríos marceros y con la ayuda del cambio de hábitos sociales, acabó desplazando a la de Julio como feria de Valencia.

De todo ello tratará el Aula de Las Provincias, mañana lunes, a las doce treinta del mediodía, en las terrazas del hotel Only You (antiguo Astoria) con un cartel de lujo, José Ribagorda, maestro del periodismo; Cayetano, que a su condición de maestro del toreo suma la de personaje de interés mediático; Víctor Zabala de la Serna, empresario, matador de alternativa y miembro de una dinastía que fundase uno de los toreros más geniales de la llamada edad de plata del toreo, con los que tendré el gusto de compartir mesa y opiniones.

El cartel

El cartel reúne todos los palos del toreo, las dinastías más legendarias como los Rivera Ordóñez y los De la Serna que además serán protagonistas estas fallas, el primero como espada que a mayor detalle abrirá feria y el segundo como corresponsable de la organización de la misma; y Pepe Ribagorda, periodista en el prime time de la televisión, lo que supone reconocerle como figura de la comunicación, que defiende el toreo sin complejos desde su informativo en Telecinco donde abre espacio y tiempo a los toros. Pepe es, además, dicho en términos coloquiales, hijo del cuerpo, por cuanto su padre fue un bravo y esforzado novillero en el duro entorno madrileño.

Las singularidades y la realidad de las Fallas, con sus ventajas e inconvenientes, lo que fue, lo que es y lo que a todos nos gustaría que fuese será el tema a debatir. Entre las primeras destaca la influencia en el resto de la temporada; también el entorno festivo tan masivo que genera un potencial enorme que nunca, hay que reconocerlo, se acabó de aprovechar; otra es la posibilidad de compensar la abstinencia invernal, lo que hace que se acoja con más ganas que las ferias epilogares; no conviene obviar el carácter abierto de esta afición, influencia cultural o efectos del Mediterráneo, que la convierte en ideal como plaza lanzadera… Y entre las dificultades principales cuenta y mucho la dependencia climatológica que condiciona como ninguna otra, unas Fallas frías y lluviosas son una ruina en todos los aspectos, mientras que una Fallas soleadas tiran tanto como una figura; tampoco era/es tarea fácil tener toros con la presentación acorde a una plaza de primera por motivos de edad (las parideras vienen más metidas en primavera y por ende los cumpleaños) y la exigencia obsesiva por el peso por cuanto los fríos invernales todavía se dejan notar en la largura de los pelos y la falta del lustre que les da el sol, lo que hizo que durante muchos años esta feria estuviese vetada a las divisas charras, cuestión que se ha superado en parte actualmente con el régimen de alimentación que no depende tanto de los pastos y sí de la cartera de los ganaderos que ante la perspectiva de lidiar en esta feria los cuidan especialmente.

A pesar de esos condicionantes y del ambiente adverso que generan las corrientes de opinión anti, las Fallas siguen teniendo gran trascendencia taurina y siguen siendo parte importante del entramado festivo de la ciudad a la que aporta un importante flujo económico que las administraciones, con la salvedad de la Diputación, ignoran olímpicamente. De todo ello, de lo que fueron, de lo que son y de lo que deben ser tratará el Aula de Las Provincias.

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