Fotos: PLAZA DE TOROS DE MANIZALES
Todo indicaba que la tarde sería otra insufrible decepción y la cruz del ganadero, pero no contaban con que Luis Bolívar, para el cierre del festejo, se iba a dejar el pellejo en el ruedo de Manizales.
Velero se llamó el toro, fue el de menos trapío de la corrida, en el umbral de la mansedumbre y con escaso fondo. Amagó la huida muchas veces pero fue virtud de Bolívar sujetarlo casi en los medios toda la faena. Desde el quite por chicuelinas hizo su declaración de intenciones el colombiano, y se plantó con autoridad de rodillas en los medios para una serie rotunda con la derecha, rematando los muletazos casi en la espalda de lo largos que fueron.
Se impuso el torero en las otras dos series, obligando al toro pero sin agobiarlo porque ya a esa altura las condiciones escasas del animal habían sido vistas claramente por el torero. Con la izquierda fue de menos a más, a mucho más, citando de frente en la tercera, que aunque tuvo menos ligazón tuvo más contenido que toda la corrida transcurrida hasta ese momento, quizás que toda la feria hasta el momento.
El estoconazo fue otra historia paradigmática en esta feria; varias orejas se han quedado sin cortar por fallos con la espada, pero esta faena merecía final feliz. Sí, Luis Bolívar contó otra historia con esa estocada, una historia de triunfo que ha sido esquivo en esta feria y que reconforta y conmueve porque el colombiano fue profeta en su tierra nuevamente, y que quede claro que el clamor del público, que casi llenó la plaza, no fue artificio del chauvinismo, la puerta grande la abrió con sobrado mérito Luis Bolívar.
En el tercero mandó hasta la mitad de la faena y luego faltó cabeza fría para moderar la ambición. Con la faena hecha y el esfuerzo realizado por sujetar al toro que también iba camino de las tablas, otro debió ser el criterio. También es cierto que lo toreado fue importante, más que lo especulado de la faena. Las orejas se fueron con la espada, no con el alargue.
Antonio Ferrera regresó a Manizales después de muchos años y se reencontró con el público de esta plaza como si fuera un debut. Desde la salida empezó a dar forma al recital, primero a la verónica, con su estilo encajado y largo de mecer los brazos, luego por chicuelinas con hondura en el quite, y después cuajando al noble y casi pastueño toro de Juan Bernardo por ambos pitones y a media altura. Quiso bajarle la mano, pero al toro apenas la fuerza le daba para meter la cara tras el engaño. Esa estética, que no es precisamente popular, valió la primera Feria de Manizales, el pasodoble que en esta plaza se toca a las faenas excepcionales; y esta lo fue, tuvo el empaque de Ferrera, al natural a diestra y siniestra.
El cuarto se descordó al final del tercio de banderillas y en medio de la desinformada protesta general del público que pedía ofuscado que el toro fuera devuelto y cambiado, algo que reglamentariamente no era posible. Ferrera debió entrar a matar sin haber siquiera comenzado la faena.
Sebastián Castella comenzó exhibiendo poderío en el segundo de la tarde, sentado en el estribo sometiéndole hasta en cinco pases en los que el toro quería arrollar. Se apagó muy pronto; de abundancia a escasez en menos de una serie, ya le costaba al toro seguir el engaño y al final de los muletazos pegaba derrotes secos que deslucieron el conjunto, pero ya la gente había visto el esfuerzo del torero.
Al quinto lo estudió en el primer tercio y lo quitó con suavidad a la verónica. Correcto Castella, que menguó el peligro evidente que traía el toro doblándose con él. Vano esfuerzo porque se rajó antes de terminar la primera serie y, ya con el toro renuente a todo, la decisión fue abreviar.
Manizales (Colombia). Jueves 10 de enero de 2019. Feria del Café. Toros de Juan Bernardo Caicedo, dispares de presentación y juego. El 2º de nombre Distinguido II, fue aplaudido de salida y pitado en el arrastre; también pitado el 4º, malogrado en el ruedo. Abroncado el 5º, división de opiniones en el arrastre de 3º y 6º, y aplaudido el 1º. El 4º se malogró en el ruedo después del primer tercio. Antonio Ferrera, ovación con saludos y palmas; Sebastián Castella, silencio y silencio; Luis Bolívar, silencio y dos orejas. Entrada: Más de tres cuartos de plaza. Incidencias: Saludaron Raphael Viotti en el 2º y Carlos Rodríguez en el 3º.