El ganadero Alberto Granchel, propietario de una de las ganaderías de festejos populares más importantes de los últimos años de la Comunidad Valenciana, ha fallecido causando la conmoción en el mundo del toro. Su vacada ha cosechado sonados triunfos en los últimos años, como el del premio del prestigioso Concurso de Ganaderías de Segorbe en 2017. Célebres se hicieron además los nombres de Barbero, mejor toro embolado de 2012 en Segorbe, o la famosa vaca Irachi, estrella de la ganadería.
La lista de nombres ilustres de sus animales es amplia: las vacas Violeta, Enterradora, Perseguida, Atracadora, Pistolera, Flautista, Sinfonía, Golosina, Africana o Brasileña. En cuanto a los toros están Beato, Goloso, Puñal, que ganó en Ulldecona, y Carambolo.
En 2017 nuestro compañero José Ignacio Galcerá le hizo al ganadero un reportaje en el periódico Las Provincias que reproducimos a continuación:
Hace 37 años que Alberto Granchel Prats inició su sueño ganadero. Apasionado del toro, en su familia no había antecedentes que le llevaran a embarcarse en la crianza de bravo, su abuelo tan solo poseía un lote de vacas de leche. Creció rodeado de animales, siempre cerca del campo, su gran afición, lo que le llevó hace casi cuatro décadas a realizar la primera compra de ganado de Picó de Ondara. Sin embargo, a finales de los años noventa, un problema de tuberculina obligó a eliminar prácticamente todo, quedándose con muy poco ganado. “Tras aquellos momentos complicados, compré ganado de Luis Frías, que junto a lo que ya tenía, comenzó a construirse lo que es hoy la ganadería”.
A día de hoy la ganadería cuenta con 248 cabezas de ganado, un número que se ha reducido este mismo año al eliminar una treintena de animales. “Somos una ganadería modesta, nos queremos mover en estos números porque aquí es complicado aguantar el tirón, hay muchos gastos y mantener esto no es nada sencillo. Se hace todo por afición, si no existiera ese veneno que llevamos dentro todos los aficionados, sería imposible”, señala. A la entrada de Quatretonda se encuentra situada la partida denominada La Torreta, ochenta anegadas de finca donde pastan las vacas. La otra parte del ganado, siempre y cuando las lluvias y las heladas respeten durante el invierno, aguardan en una zona montañosa arrendada.
“Allí meto más o menos la mitad de los animales y los otros se quedan en la finca”, afirma Alberto Granchel, quien goza de la tranquilidad del campo junto a sus amigos y familia. “Voy para 64 años y vivo la ganadería con tranquilidad ya que quienes están más al pie del cañón son Valero, que es como de la familia, mi yerno Bartolo, y también mis hijos. Entre todos tomamos las decisiones, acertamos y nos equivocamos porque este es un mundo complicado y en el que dos y dos casi nunca son cuatro”.
Dejamos a Alberto Granchel repasando las vacas y los toros, su pasión. “Aquí paso todo el día viendo a los animales, dándoles de comer, si no tuviera esto, ¿qué haría? A quien le gusta, es una maravilla aunque hay que decir que tiene sus ratos malos pero también muy buenos, hay muchas satisfacciones. Yo si no tuviese bravo, no tendría ganadería”, concluía y decía entonces el criador.
Desde APLAUSOS queremos enviar nuestras condolencias y más sentido pésame a la familia de Granchel y amigos por esta pérdida. D.E.P.