Francia, con su indubitada capacidad para dar oportunidades a quienes las merecen por sus actuaciones en los ruedos y no en los despachos, supo ver en Emilio de Justo al torero que en España se estaban perdiendo. Por eso le abrió las puertas de sus plazas y el diestro cacereño lo agradeció triunfando en Dax, Vic, Mont de Marsan, Orthez y otras tantas arenas galas. En su patria, o sea en España, continúan con un ojo aquí y otro allá sin terminar de darle la oportunidad que merece más allá de una tarde en la feria de Cáceres e Illescas.
– “En Mont de Marsan pude expresar lo que siento como torero, me abandoné y la gente se rompió, pero lo malogré todo con la espada”
– “Ya son diez años como matador de toros y voy adquiriendo una madurez y un poso que antes no tenía y poco a poco voy creciendo como torero”
– “Empecé a querer ser torero yendo de tapia a casa de Victorino Martín, veía a las figuras tentar y soñaba con poder un día emularles”
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