El pasado mes de abril fallecía a los 90 años de edad Apolinar Soriano Heras. Perteneciente a toda una estirpe de ganaderos serranos de Cuenca, fue en Jaén donde echó raíces y comenzó un sueño que a día de hoy sigue teniendo vigencia y futuro gracias a sus tres hijos. La pasión y el amor que les inculcó durante su vida por el toro y una afición desmedida ha sido su mejor herencia para continuar con su legado.
– “En mi casa no había otra actividad ni otro negocio más que ser ganadero, de ahí se fueron construyendo los cimientos de mi familia y ahora les tenemos que corresponder y devolver todo lo que hicieron por nosotros”
– “Mi padre no pensaba en la cuenta de resultados de la ganadería, su prioridad era que sus animales estuvieran sanos, lustrosos, productivos… esa era su máxima y así nos lo inculcó”
– “A lo mejor hace siete años hubiésemos pensado que una corrida de toros con los tres toreros a hombros hubiese sido suficiente. No podemos quedarnos ahí y pensar: ¡qué bien estamos! Queda mucho camino por recorrer”
– “El toro que de verdad me gusta es aquel que ante la exigencia del torero es capaz de venirse arriba. El toro que termina mejor que empieza, el que no se agota, el que galopa detrás de la muleta, el que no para de acometer…”
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