LA CRÓNICA DE BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS
Alicante, 24 de junio de 2018Alicante, 24 de junio de 2018

Tres quites y mucha torería

Ponce y Juli, a hombros en el cierre de feria de Hogueras // Cayetano pechó con el lote más deslucido de una alocada corrida de Garcigrande
José Luis Benlloch
lunes 25 de junio de 2018

La maestría frustrada de Ponce en el abreplaza, maldito descabello; la poderosa ambición de Juli que todo lo puede; la mala suerte de Cayetano ante un garcigrande agazapado que le dejó sin éxito; el juego de los pupilos de Justo Hernández, más interesantes que comerciales como se entiende hoy día lo de comerciales; y la mala/buena suerte de Alberto Zayas, banderillero de Cayetano ¡vaya volteretón! Mala suerte por la listeza y la ligereza del toro, buena por haber escapado indemne donde solo cabía salir desencuadernado o partido en dos. En este caso Zayas salió entero y muy crecido. Todos los días un milagro.

Ese sería el resumen de la primera parte del festejo que cerraba las Hogueras. Tres cuartos de entrada, buen ambiente, generosidad y buenas meriendas, y a partir de ahí la tarde siguió creciendo. Ponce se empeñó en no ser menos que sus compañeros, en este caso que Juli, que ya había cortado dos orejas y salió a revientacalderas en el cuarto, tanto que se montó encima de un toro que, como sus hermanos, se mostró correoso e informal, empeñado en no dar facilidad alguna así se tratase del mismísimo Ponce. No lo consiguió y el de Chiva, por sus mismos, le hizo faena incendiaria si nos atenemos a las reacciones del tendido. Juli, que había hecho faena de mucho poder al segundo, compitió en quites contra Juli, lo nunca visto, lo hizo en tres intervenciones seguidas y a cada cual mejor: por lopecinas, por faroles y por chicuelinas, todo ello muy agarrado al suelo, atalonado y aderezadas con remates diferentes a lo que si añadimos lo que le hizo a su primero, se puede asegurar que agotó todos los tratados de tauromaquia sobre la variedad de lances. Naturalmente se armó la marimorena. Luego el toro echó la persiana, cierre por derribo y no dejó que el ansia devoradora de Julián desequilibrase su marcador particular con Ponce.

Cayetano, con el peor lote, no se escondió en ningún momento. De todo lo que hizo me quedo con los lances de recibo al sexto y el arranque de faena a ese mismo toro castaño y bonito que cerraba la tarde y la feria de unas Hogueras en las que se mostraron bien a las claras los gustos de un pueblo al que tanto se recurre para apropiarse de sus creencias y deseos. Si hubo tan grandes entradas, si los anti apenas pudieron reunir unas decenas de gargantas, pocas, para vociferar las caducas consignas de siempre -cincuenta mil contra poco más que cincuenta- se evidencia que al pueblo le gustan los toros. No le manguen su voluntad.

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