La Pincelada del Director

Los disgustos semanales (y… algún gozo)

El epicentro estuvo en Valladolid. Las redes y las crónicas echaban humo con la corrida de Morante/Manzanares. Vistas las fotografías de los funos lidiados, fogata más que justificada
José Luis Benlloch
miércoles 12 de septiembre de 2018

La semana ha tenido su disgusto. Todas las semanas, uno. Por lo menos uno, como los plátanos. Esta vez el epicentro estaba en Valladolid. Las redes y las crónicas echaban humo con la corrida de Morante/Manzanares. Vistas las fotografías y demás documentos gráficos de los funos lidiados, la fogata estaba más que justificada. Fue tarde de ilusiones envenenadas por los propios taurinos. Y habría que incluir a la propia autoridad, sobre todo a la propia autoridad, como última responsable. Esta vez, no es eufemismo ni falacia, el enemigo estuvo dentro. Lo que no quiere decir que no los haya fuera. Por ejemplo el mismo alcalde de esa ciudad, por mucho que la noche del domingo se explayase con una elocuente oratoria en el programa de Molés, a mayor gloria propia. Trató de justificar lo injustificable: que todas las decisiones que ha tomado en torno al mundo del toro han sido contra el toro. No coló tanta excusa. A mi entender, no.

Esta vez, no es eufemismo ni falacia, el enemigo estuvo dentro. Lo que no quiere decir que no los haya fuera: el mismo alcalde de la ciudad, por ejemplo, que en el programa de Molés, a mayor gloria propia, trató de justificar lo injustificable

Habló de respeto, sacó pecho sobre su capacidad de análisis, puso datos sobre el micrófono que no hubo forma de comprobar y presumió de aficionado. Todo ello está muy bien, pero cerró el museo porque no iba gente en lugar de potenciarlo; retiró la subvención a la Feria de San Pedro Regalado, pero no se acordó de ayudar a los chicos que quieren ser toreros o a los aficionados que les gustaría tener el mismo trato que los que nos gusta el cine o los recitales de Raphael pongo por caso; se cepilló la nominación de “Valladolid, ciudad taurina” sin que la historia o la actualidad lo contradigan; negó que hubiese borrado los toros del programa oficial pero no hubo forma de que Gonzalo I. Bienvenida encontrase rastro de las corridas de toros en la web oficial… Lo escuchas y te dices ¡qué bien habla, coño, qué dialogante es este hombre! sí, pero lo piensas y te tienes que preguntar ¿y este hombre no ha encontrado en ninguno de los casos un solo argumento a favor de los toros, ni uno? Vaya equidistancia, como apuntó Gonzalo. Vaya aficionado. Así se entiende que no vaya a la plaza. No recuerdo si dijo que gobernaba para todos, pero desde luego no lo hace. Naturalmente lo prefiero a los que insultan en las puertas de las plazas, es más elegante, pero unos y otros empujan en la misma dirección.

Bautista se va con vitola de buen torero, un clásico al que en las tardes de desgana le costó disimular y en las que se sentía a gusto semostraba como torero de altos vuelos con una espada soberbia. Seguirá ligado al toro. Apunta a gran taurino

TITULARES Y NEGRITAS.- No todo fueron zascas y disgustos. La semana tuvo nombres propios merecedores de negritas y titulares, y sabido es que los taurinos se pirran por los titulares, el texto les importa un carajo, ellos quieren titulares, ¡el titular me gusta! o ¡el titular no me gusta nada! de ahí no apetecen pasar o… o no tienen tiempo o, directamente, en una deformación profesional, les molesta lo negro. Y entre los merecedores de buenos titulares hay que situar a Roca Rey, que no para; la marcha triunfal de Padilla, que ha esprintado camino de la meta; la insistencia de Emilio de Justo para no descolgarse de donde tanto le costó subir; el triunfo con los miuras de Pepe Moral, que pide a gritos alguna facilidad más para mostrarse en su mejor versión; ese Ponce, que se plantea la temporada 29 como si fuese la temporada 1. En Madrid, Robleño y Cristian Escribano se enganchan a la esperanza. Pero, sobre todos ellos, la noticia de la semana se ha producido en Arles. Se veía venir, se escuchaba entre bastidores y se escenificó una mañana arlesiana con un sentido acto: Juan Bautista se retira o deja de torear. Si es definitivo o no, lo dirá el tiempo. En esas cuestiones los sentimientos de los toreros son imprevisibles. Sí dijo que el año que viene, por estas fechas, comparecerá para celebrar su vigésimo aniversario como matador de alternativa en la que es otra de sus aportaciones, la goyesca de su Arles del alma. Se va con tres puertas grandes de Madrid, hito que hasta él no había logrado ningún compatriota suyo y que escenifica en gran medida la mayoría de edad o el peso del toreo francés en España; y, lo que es más relevante, se va con vitola de buen torero, un clásico al que en las tardes de desgana que tienen todos los toreros le costó disimular y en aquellas otras en las que se sentía a gusto se mostraba como torero de altos vuelos, con gran dominio del escenario, muy completo, con una apuesta por la naturalidad que no es fácil de compaginar con el triunfo en tiempos en los que tanto se valora la gestualidad y tuvo/tiene sobre todo una espada soberbia. Seguirá ligado al toro a través de su plaza. Apunta a gran taurino. Hacen falta.

Los taurinos se pirran por los titulares, el texto les importa un carajo. ¡El titular me gusta! o ¡el titular no me gusta nada!, de ahí no apetecen pasar o… o no tienen tiempo o, directamente, en una deformación profesional, les molesta lo negro

ZARAGOZA.- Se confirmó, pleno. El adelanto de los carteles de Zaragoza que anunciábamos en esta misma página la semana pasada -Morante, no; Roca, tampoco; Talavante, sí; Juli, seis con un gris de por medio; Ponce, Urdiales y Perera…- salió tal cual. No es presumir, es hartura de tanta apropiación ajena del trabajo propio. En eso la profesión ha perdido modales. Hay gente que tiene como credo el corta y pega, directamente acuden al pillaje y encima sacan pecho. Serán los tiempos. A lo que importa. La feria de Zaragoza tiene días con mucho nivel, hay que reconocerlo de la misma forma que se adivinan heridas abiertas o guerra soterrada en su conjunto, díganlo como quieran. Que no aparezca un solo torero del grupo Casas -y no es porque no llevan toreros- confirma el tufillo de la factura pendiente: ni Castella, ni Rafaelillo, ni Ureña -tan de Zaragoza- o Román, que la temporada pasada cuajó un toro de Margé tremendo, ni tampoco Lea, a quien no le han tenido en cuenta ni los méritos ni la cota. Así que blanco y en botella… Dicho lo dicho la feria tiene carteles muy interesantes y otros no tanto, nada nuevo bajo la capa del cielo taurino, ¿cielo?… pero eso lo tiene que decir el público en la taquilla y la suerte final. Las ferias son como acaban y sería bueno que esta acabase más que bien. No conviene olvidar que Zaragoza es pilar clave en el planeta toro y se le necesita.

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