Cada día durante nueve años Emilio de Justo recorrió el oscuro túnel del ostracismo. La afición, la perseverancia, “el aprender a sufrir” como lo define el extremeño, le llevaron a darle la vuelta a la tortilla. Con once años de alternativa se ha convertido en el torero revelación. Un torero esperado en las plazas de mayor importancia, rescatado en las últimas campañas por Francia. La dureza del banquillo la palió entre el campo y algunos compromisos en Colombia que le permitieron no dejar de crecer. Esta temporada ha comenzado a saborear la recompensa a toda su lucha. Un nuevo camino que arrancó en Francia y que se antoja lleno de futuro.
– “Está siendo la temporada de mi vida. No soñaba que iba a ser de la categoría que está siendo. Todos los pasos que he dado han sido en firme. Eso da mucha moral. Me encuentro feliz”
– “Antes quería hacer un toreo de gusto pero mi capacidad era muy limitada. Era frágil. Ahora, gracias a la experiencia tengo mayor solvencia”
– “Estoy deseando mostrar toda mi dimensión como torero en Madrid. Es algo que me quita el sueño”
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