GANADERÍAS

Pallarés, picante cárdeno

“La próxima vez que lidie en Las Ventas me gustaría que fuese una corrida completa, tiene uno más oportunidad. Hay más número de cabezas y tienes más probabilidad de que te salga un toro bueno. Si el público disfruta, nosotros siempre estaremos contentos”, asegura el ganadero
José Miguel Arruego
martes 02 de abril de 2019

Lo primero es ubicar al lector sobre el origen de la vacada, adquirida en 1960 por don José Benítez Cubero. “Se la compró mi padre a los hermanos Quintanilla Vázquez, primos de Isaías y Tulio Vazquez, para, seguidamente, poner la misma a nombre de mi madre, María Pallarés”, cuenta el actual propietario del hierro, formado inicialmente con reses de diversas sangres, con predominio de Buendía. “Por eso -añade- compramos cincuenta vacas y el toro Matorrito de Buendía en el año cuarenta y poco. Como era una ganadería excesivamente brava, se le agregaron sementales de origen Benítez Cubero que mi abuelo regaló a mi madre. Los toros Chamusco y Regidor, y Silbador, un toro castaño que se lo vendimos después a don Luis Algarra”.

Esta fue la procedencia del hierro hasta que hace unos años entró una distinguida porción de Santa Coloma que los ganaderos, aunque lo agrupan en el mismo hierro, llevan por separado. Don José lo explica: “Mi esposa compró una punta de vacas paridas a su hermano Javier, que entonces llevaba la ganadería de Bucaré -actualmente Flor de Jara-, antes de que se la vendiera a Carlos Aragón Cancela, y un semental a su hermano Rafael, propietario de la ganadería de Rehuelga. Llevamos doce años con ese ganado y van las cosas muy bien porque la base era muy buena”.

Así las cosas, la piara de reses que dan forma al segundo hierro de don José Benítez Cubero se compone actualmente de unas ciento ochenta vacas de vientre, ochenta de lo antiguo de Pallarés, cuyos machos el ganadero suele lidiar en festejos de rejones mezclado con su hasta ahora hierro matriz, y un centenar del referido origen Buendía, cuyos productos empiezan a cobrar auge entre los aficionados que rinden culto al toro.

Aunque los éxitos de la vacada se han multiplicado en las últimas temporadas, el ganadero cuenta los problemas que tiene para dar salida a este tipo de reses: “Sale bueno pero cuesta mucho trabajo venderlo -se lamenta-. Los toreros cuando les ponen el micrófono abogan por la variedad de encastes pero a la hora de la verdad no se refleja en que luego te los lidien. Lo de Buendía es un pedazo de ganadería muy pura y muy brava. Es bravo y noble además. Eso sí, no se puede buscar más nobleza de la que ya tiene de por sí, porque si tratas de suavizarlo acabamos uno detrás de otro…”.

Otro de los inconvenientes radica en ser fiel a las hechuras. No sacar a los toros de tipo, aunque eso impida a veces estar presentes en plazas grandes, como Las Ventas, quizá donde realmente se valoran las cualidades de este encaste: “A Madrid cuesta muchísimo trabajo acudir, y para poder hacerlo buscamos seleccionar animales que tengan cara, para paliar su cuerpo, que es sensiblemente más recortado que el de otras estirpes. Don Joaquín Buendía tenía menos problema, porque contaba con cuatrocientas vacas de vientre, que parían trescientas crías, unos ciento cincuenta machos y siempre había diez o doce toros más “espigaítos”; pero si tienes ochenta o cien vacas, como es mi caso, pues te dan veinte o treinta machos, y de ahí si te valen ocho o nueve para plazas de primera ya eres un afortunado, porque es prácticamente imposible”, detalla el ganadero.

“Recuerdo que en tiempos de mi suegro -prosigue- las corridas más serias iban a Bilbao y Logroño, y la mejor a Logroño porque mi suegra era riojana, las dos plazas de la Casa Chopera. Los veías en el embarcadero y daba miedo del picante y el nervio que tenían, y luego pesaban 470-480 kilos, pero con esa expresión y esa mirada…”. Pese a los problemas ya referidos, la camada se puede dar prácticamente por colocada, pues los cárdenos de Los Ojuelos viajarán a Cuenca por San Julián “y, quizás, en septiembre algún desafío ganadero en Madrid”, añade el criador sevillano, además de a Illescas en septiembre, donde el pasado año lidió un encierro de categoría.

Aquel primero de septiembre, David Mora, Daniel Luque y Pepe Moral se repartieron ocho orejas de los toros Regidor, Pollito, Turquesito, Campanillero I y II y del sobrero Fundido, el único que no recibió manifestaciones cuando se lo llevaron las mulillas. Por eso el empresario Maximino Pérez ha tenido a bien repetir de nuevo esta temporada a esta vacada en la moderna multiusos toledada, que también acudió el último curso dos tardes a Las Ventas, la primera en San Isidro y la segunda en el ciclo de encastes minoritarios del mes de septiembre. En ambos compartió cartel con otra ganadería de su mismo origen, Rehuelga, en el ciclo del patrón, y Hoyo de la Gitana en los desafíos de final de curso, donde Thomas Dufau cortó la oreja de Menudero, un toro negro bragado meano y lucero que dio un peso de 509 kilos en la báscula.

Don José nos cuenta cómo fue la experiencia de este doble compromiso capitalino: “Lidiar en una plaza como la de Madrid te supone estar nervioso y responsabilizado con el objetivo de que el público se lo pase bien. Si el público disfruta, nosotros siempre estaremos contentos. Eso sí, la próxima vez me gustaría lidiar una corrida completa, tiene uno más oportunidad. Hay más número de cabezas y tienes más probabilidad de que te salga un toro bueno. Madrid es muy complicado porque es la plaza más importante, se exige con severidad y, como digo, tampoco puedes elegir mucho entre la camada, pero dentro de lo que hay, busco que por reatas sean toros completos”.

¿Embisten mejor de cinqueños que de cuatreños?, le espetamos. “Lo de Santa Coloma prefiero lidiarlo de cinqueños, sobre todo porque, al ser un toro más “medianito”, cuesta más trabajo rematarlo y meterlo en kilos. Es solo por el trapío, porque siendo bravo da lo mismo lidiarlo de cuatreño que de cinqueño”, cuenta don José, que además advierte que es fundamental que quienes se pongan delante “lo hagan tranquilos, que no piensen que están en Madrid, o en una plaza de responsabilidad. Es fundamental, porque, sobre todo, este ganado de Santa Coloma hay que llevarlo muy bien, hay que ponerse muy cruzadito, muy de verdad. y, después ya, que Dios reparta suerte”.

Pero no solo en el ruedo. Varios matadores han comprobado en el campo, en ese laboratorio que es la plaza de tientas, la calidad de esta simiente de Santa Coloma. Así lo corrobora el propio representante de la vacada: “Curro Díaz, por ejemplo, me dijo que era lo mejor que había toreado en el campo. Que habían galopado, algo que nunca suele hacer este encaste. Es que aquí los bravos también galopan. El Cid también toreó dos novillos que salieron tan buenos que los dejé para sementales. Y un toro que fue a varios sitios, a varias plazas, y como era de Santa Coloma lo dejaron fuera siempre a la hora del sorteo, se toreó aquí en casa en noviembre, un toro con seis años, lo toreó Pablo Aguado y fue sensacional. Para ganadero y para torero”.

Fotos: ARJONA

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando