La Pincelada del Director

Ronzal de oro al concejal Cueto

Si ellos insisten en la mentira, desde el toreo hay que responderles con la verdad cuantas veces haga falta, hay que machacar, aunque sepamos a ciencia cierta que el borrico ni entiende ni quiere entender y seguirá por la trocha hasta que llegue el serretonazo final que les ponga en vereda
José Luis Benlloch
martes 17 de diciembre de 2019

Sigue el ruido de sables en los despachos empresariales. Diría que en el toreo no sabemos estar tranquilos. ¿Fraternidad, solidaridad gremial, interés colectivo?… Qué es eso. Ante las dificultades evidentes del sector, basta con mirar las tablas de festejos para entender su gravedad, parece que se despierten las guerras internas con la virulencia de quien se ve obligado a defenderse en situación extrema. En este caso, ese es el drama, sin reparar en que el enemigo real está fuera a la espera de ver pasar nuestra defunción. Somos un gremio definitivamente cainita. No se me ocurre otra cosa cuando veo los incendios, provocados naturalmente, que circulan por las redes que han venido a sustituir con mayor capacidad destructiva y desde luego menos sentido del humor, las maledicencias de las viejas barras de bar. Es lo que hay. Cambian los medios pero no las intenciones. Madrid, Arles, Nimes, Bilbao y lo que pueda venir que vendrá como blanco de las diatribas.

El caballero concejal hizo una exposición delirante, torticera e interesadamente desinformada de la situación jurídica y económica del toreo, afirmando “la tauromaquia debería nutrirse de las aportaciones de los bodegueros, de los criadores de toros, de los millonarios que viven del toro. Que aporten su pasta…”

Tampoco cambia, es evidente, la línea de los maestrantes que a la hora de publicitar la Feria de Abril se echan en brazos de las firmas de prestigio, no hay por qué negarlo, con frecuencia foráneas, y cada año ponen la vanguardia por delante de cualquier otra consideración. Será un ataque de esnobismo del subconsciente con la pretensión de compensar el inmovilismo de la institución, será eso pues, el caso es que prefieren lo experimental a lo apropiado, el albur -¿el suspense de qué se le ocurrirá al artista?- a lo seguro, así que todos los años llegadas estas fechas se produce el gran choque entre la estética Sevilla con una vanguardia tan ajena al toreo que con harta frecuencia en el mejor de los casos produce polémica cuando no rechazo. Teniendo en cuenta que se trata de atraer público, conciliar artes y darle prestigio a Sevilla, el resultado es como si se disparasen un tiro en el pie. No seré yo quien discuta el rango artístico de los autores elegidos ni de su obra, pero es evidente que muy toreros no son, muy apropiados al caso no parecen, muy conocedores del toreo tampoco, ni muy publicitarios, aunque como compensación últimamente provocan el chascarrillo y estimulan el humor sevillano. No es poca cosa en tiempos de tanta acritud.

¿Qué bodegueros, qué millonarios, qué pasta, qué subvenciones?… Yo le preguntaría a él por el respeto a las ideas ajenas, por los derechos de quienes afortunadamente no pensamos como él, por la aportación del toro y su crianza a la conservación de la biodiversidad y por el marco legal vigente….

Y al hilo de las maledicencias hay que detenerse, dejarlo pasar ya se ha demostrado altamente perjudicial, peor que el tabaco, me refiero al discurso permanente de los anti que sin rubor ni fundamento pretenden instalar su pensamiento único y repiten y machacan sus letanías en todos los foros cual gota malaya. Son como el borrico que se le acaba la trocha y sigue adelante, con perdón de los borricos. Ni saben ni quieren saber. Ejemplo de la mayor estulticia es Luis Cueto Álvarez de Sotomayor ¡será por apellidos! concejal de Más Madrid, ciudadano a sueldo de todos los españoles en su larga trayectoria pública, que tras su intervención en la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, esta semana pasada se hizo acreedor del ronzal de oro. El caballero hizo una exposición delirante, torticera y entiendo que interesadamente desinformada, de lo contrario no se puede ser tan lerdo, de la situación jurídica y económica del toreo, afirmando “la tauromaquia debería nutrirse de las aportaciones de los bodegueros, de los criadores de toros, de los millonarios que viven del toro. Que aporten su pasta ya que les gusta tanto esto y que no les cueste a los madrileños. Creo que no debería de ser una actividad subvencionada”.

Cada año los maestrantes ponen la vanguardia por delante de cualquier otra consideración. Será un ataque de esnobismo del subconsciente con la pretensión de compensar el inmovilismo de la institución

En aplausos.es ya le contestó y aclaró conceptos en un brillante artículo mi compañero Juan Cristóbal García, pero hay que insistir en desenmascararle a él y a muchos que como él medran a cuenta de la mentira y de espaldas al respeto ajeno hasta lograr una nebulosa ideológica que tanto intoxica. ¿Qué bodegueros, qué millonarios, qué pasta, qué subvenciones?… Yo le preguntaría a él por el respeto a las ideas ajenas, por los derechos de quienes afortunadamente no pensamos como él, por la aportación del toro y su crianza a la conservación de la biodiversidad y por el marco legal vigente que se supone debe conocer y acatar, que en lo que se refiere a los toros establece, como muy bien recuerda Juan en su artículo, que aunque el Ayuntamiento subvencionase los toros, que no lo hace, métanselo en la cabeza, no por mucho repetirlo va a ser verdad, aunque los subvencionase no haría más que cumplir la ley por cuanto tiene la obligación de promover y dar difusión a los toros como Patrimonio Cultural Inmaterial.

Sigue el ruido de sables en los despachos empresariales. Diría que en el toreo no sabemos estar tranquilos. ¿Fraternidad, solidaridad gremial, interés colectivo?… Qué es eso

Así que si ellos insisten en la mentira, desde el toreo hay que responderles con la verdad cuantas veces haga falta, hay que machacar, aunque sepamos a ciencia cierta que el borrico ni entiende ni quiere entender y seguirá por la trocha hasta que llegue el serretonazo final que les ponga en vereda. Entérese, los toros no solo no cuestan dinero a los madrileños, sino que además ingresan a las arcas importantes cantidades. La plaza de toros de Las Ventas paga cada año a la Comunidad de Madrid 2,3 millones de euros en concepto de canon. En los últimos 15 años el coso madrileño ha ingresado a la CAM más de 52 millones de euros, beneficio al que habría que añadir los efectos que generan en la dinamización económica de la ciudad y las aportaciones a otros sectores de la economía, sin olvidar que los toros son el segundo espectáculo de masas con un seguimiento desde la óptica social absolutamente transversal, circunstancia que algún respeto merece sobre todo de quienes dicen defender a las minorías. Que se ponga un ronzal, le quedará que ni pintado.

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando