La Revolera

¡Todavía hay toros!

Paco Mora
domingo 05 de junio de 2011

Los de Cuadri daban miedo. Al público seguro que sí, y a los toreros ellos sabrán, ya que al fin y a la postre el valor del torero consiste en aguantarse el miedo…

Los de Cuadri daban miedo. Al público seguro que sí, y a los toreros ellos sabrán, ya que al fin y a la postre el valor del torero consiste en aguantarse el miedo. Un corridón de toros con peso, musculatura y pitones capaces de preocupar al más pintado. Buena pelea con los caballos. Y fuertes y fieros también. Algunos, como leones cabreados. Los Cuadri mantuvieron su fama de dureza. ¿Bravos? Eso ya es otra cosa. Cuatro lo fueron de manera intermitente y peligrosa. Los dos de El Fundi y los de Aguilar, de hule y cloroformo. Los de Iván Fandiño los más hacederos y encastados, aunque con sus chiribitas. Hermoso toro el quinto de la tarde, que se comía la muleta por abajo, pero al que había que hacerle las cosas muy bien, porque si no las balas silueteaban la figura de Fandiño. Iván estuvo firme y torero a lo largo de toda la batalla, y tanto con el capote como con la muleta le puso bemoles a la cosa y además ha caído de pie en Las Ventas. Ejecutó un toreo de mano baja y mucho temple, haciendo siempre lo fundamental sin concesiones a la galería, a las que no había lugar dada la seriedad del encierro.

El Fundi no vio manera de meterle mano a su lote por ningún lado. Para eso está el toreo de pitón a pitón y meter la espada lo mejor que se pueda y cuanto antes. ¡Cuidado! No he dicho en el hoyo de las agujas, que a los autobuses con cuernos y malas ideas se les mata como se puede. Y eso es lo que hizo, muy puesto en su papel de veterano de vuelta de mil batallas. Aguilar se empeñó en tratar de tú a su primero y le faltó un pelo para que el funo lo pusiera en órbita. Aterrizó dolorido y maltrecho pero no se arredró, la prueba fue que al último de la tarde también le plantó pelea. Alberto Aguilar pasó por la arena de Las Ventas como un héroe de la batalla de Bailén. Otra tarde en fin, en la que no se comieron pipas ni se oteaba el horizonte buscando amigos y conocidos por los tendidos. ¡Hubo toros! Buenos y malos pero toros de verdad y no animalitos bicornes y escachifollados, muriéndose a chorros de flaqueza y mansedumbre.

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