El cuarto tercio

Mi tío Sam

Nacho Lloret
viernes 18 de junio de 2010

Me gustaría tener un tío que se llamase Sam. No es que no les tenga cariño a los que ya tengo, pero me da por pensar que tener un tío Sam en la familia sería la leche. Lo explico…

Me gustaría tener un tío que se llamase Sam. No es que no les tenga cariño a los que ya tengo pero me da por pensar que tener un tío Sam en la familia sería la leche. Lo explico.

Si lo tuviese le hablaría de toros a ver si lo lío. Con la que ha sido capaz de formar él y sus amigos con espectáculos tan cutres como el fútbol americano, el rodeo o esa cosa horrorosa que llaman wrestling. Pues eso, unos montajes de tíos listos que cogen a un papanatas cachas le ponen un casco, un sombrero o un tanga y se inflan a ganar pasta. Es lo que tiene venir del imperio del that´s entertaiment!! Que todo se concibe por y para el show bussiness.

Y con todo el morro del mundo nos meten hasta en la sopa su espectáculo vacío y casposo a nosotros que somos mediterráneos y artistas. Pero somos débiles y tragamos y llenamos horas de televisión y nos inflamos a regalar merchandasing de los cachas en tanga a nuestros hijos y sobrinos.

Estoy seguro que en cuanto le hablase un par de horas de toros a mi tío Sam se echaría las manos a la cabeza de pensar como podemos ser tan torpes los españoles por haberle sacado tan poco rendimiento a un espectáculo tan grande y con tanta fuerza. O se puede comparar a Míster Perfecto con José Tomás…

Y no quiero ni pensar lo que le pasaría por el coco si me lo llevase a ver toros a la Maestranza de Sevilla o a la de Ronda, o al anfiteatro romano de Nimes o a Madrid con veinticinco mil almas llenando a diario durante un mes la catedral de Las Ventas, él acostumbrado a pabellones oscuros, impersonales y sin historia dentro de un hotel en Las Vegas.

Pero cuando se volvería loco sería al comprobar que el icono de todo un país es el toro, toro que se produce por y para el espectáculo del toreo, y nos llamaría de chuflas al caer en la cuenta que ese icono que es propiedad del toreo y que genera un merchandasing y una imagen de España a nivel mundial no revierte ni un euro en la industria que lo crea y que lo cría. Con la de dólares sin complejos que ha ganado él con sus barras y estrellas y lo acomplejados y cortos de miras que somos aquí con nuestra roja y gualda.

Igual cuando acabe la temporada cruzo el charco y pongo un anuncio en el New York Times por si suena la flauta y aparece mi tío Sam. Y como lo encuentre me lo traigo a España para que nos ponga a todos las pilas y pasemos al ataque, pongamos al arte de torear en el sitio donde se merece, conquistemos el mundo y le hagamos el teléfono a los antitaurinos y a los papanatas en tanga.

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