PINTURA TAURINA

Pedro Escacena cede su obra al dominio público

Carlos Crivell
jueves 26 de mayo de 2022

El prestigioso pintor sevillano Pedro Escacena, que en la actualidad cuenta 90 años, ha cedido los derechos de su obra al dominio público. Así lo ha dispuesto en una orden firmada ante notario. Según la misma, “en pos de la difusión del arte, la cultura y la tauromaquia, por voluntad propia y expresa, en adelante cedo al dominio público los derechos patrimoniales de autor sobre mi obra, renunciando a los mismos y deseando que las obras sean libremente reproducidas y/o distribuidas por cualquier medio”.

Pedro Escacena nació en el sevillano barrio de la Macarena, el 19 de noviembre de 1931, y ya desde temprana edad mostró una gran sensibilidad y su profundo sentimiento artístico con la ilusión de ser torero, que se acrecentó con los pinceles y unió estas dos vocaciones en un armonioso conjunto de color y valor, de templanza y sobriedad, que definen esa majestuosidad pictórica y taurina. Este arte innato se afianza estudiando Bellas Artes bajo los maestrazgos de Santiago Martínez, Rodríguez Jaldón, Gustavo Gallardo, Honhen-Leiter, Labrador, etc. Tras siete años de estudios pictóricos, nos encontramos con Escacena como un pintor que hace del lienzo un ruedo de colores vibrantes y trazos seguros donde cada pincelada es un lance transmitiéndonos sentimientos sólo comparables a una grandiosa faena.

La personalísima pintura de Escacena capta ya no solo la majestuosidad del arte de torear, sino también el sentir, y la expresión de la figura, viéndose envuelta en ese infinito elenco de colores y tonalidades, que nos muestra hasta los más recónditos recovecos de su ser como si de un acto de confesión se tratase. La amargura de Curro, reflejo de una mala tarde del maestro y el contraste que supone la apoteósica faena donde plasma el dominio artístico, el temple y, en definitiva, el sentir de un torero, son muestras de la capacidad expresiva de Escacena.

Sus cuadros han pasado a formar parte de importantes colecciones privadas, tanto nacionales como extranjeras, siendo además autor de numerosos carteles taurinos. Entre las obras más importantes, y ya históricas, que salieron de sus manos para conmemorar grandes acontecimientos, o simplemente para anunciar importantes ferias, están: los carteles de la Feria de San Isidro de Madrid (1985), los de Sevilla desde 1984 hasta la actualidad, y el gran acontecimiento que supuso la despedida del maestro Antonio Chenel “Antoñete”.

Ejerce la pintura, cultivando tanto el retrato como la pintura taurina, habiendo pintado a la mayoría de las figuras tanto históricas como actuales.

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