(Foto: Arjona)Aunque sin el hierro original y aún repartiendo desvelos con los urcolas, Joaquín siempre tuvo saltillos que herraba con la M y la O. Aún quedan en La Vega dos camadas con esa marca de fuego. Llegaron, hierro y vacas, con la hijuela familiar de su padre, don Alonso, que en unas declaraciones en Aplausos aseguraba que recibió ciento sesenta vacas de las cuales, tras una retienta con criterios muy rigurosos, dejó apenas sesenta. Así fue hasta que a principios de 2013 surgió la gran ocasión de comprar el hierro original que estaba en manos de su primo Enrique. El acuerdo, como ya les conté, supuso que Joaquín culminase su gran sueño.
– “Mi abuelo, Félix Moreno, fue un hombre de una personalidad arrolladora con una gran visión de los negocios, que acabó defraudado con los toros bravos y los caballos pura sangre. En cierta ocasión me dijo que algún día lo entendería”
– “En mis tiempos de rejoneador yo era de los peores y aún así toreaba cuarenta o cincuenta corridas todos los años. Ganaba mi buen dinero, compraba mis caballos, mis coches y vivía como un marajá a la vez que estudiaba. Me divertí”
– “Dicen que El Cordobés tonteaba con la hija de un vaquero y que una de las noches que fue a verla se encontró con el toro de casa y lo mató. Eso dicen. Yo se lo he preguntado y como es un caballero no dice ni que sí ni que no… se ríe”
– “Que me digan torista por el respeto con el que trato al toro, por la dignidad que le quiero dar, por la integridad que le quiero preservar… no me importa”
– “Con el oficio que tienen las figuras, a muchos de mis toros en lugar de verles en un sesenta por ciento de sus virtudes, los veríamos en un noventa por ciento. Pero esta ganadería no es para las figuras, si acaso puntualmente”
– “¿A qué distancia estoy de la meta de la recuperación?… Me queda, me queda. De uno a cien me veo en el cuarenta y cinco”
Lea AQUÍ la entrevista completa en su Revista APLAUSOS Nº 1940
