Dos ferias de suma importancia para el resto del calendario taurino nacional como son la de San Sebastián en San Cristóbal y la del Sol en Mérida se dirimen en distinto panorama para este año.
En la capital tachirense este jueves estarían ofreciendo carteles, combinaciones que tienen como elemento más atractivo lo que supone el debut en suelo nacional del diestro extremeño Emilio de Justo, el torero más en forma y con más créditos en la campaña del año pasado por ruedos ibéricos (tal y como le vimos ante la brillante corrida de Victorino Martin lidiada en Cali), junto a otros espadas de gran atractivo, como es el caso de los jóvenes debutantes José Garrido, Álvaro Lorenzo, además del ya conocido por la afición, Manuel Escribano, junto con la indudable presencia del torero taribero Jesús Enrique Colombo, a quien corresponderá defender los méritos obtenidos en este mismo ruedo en el poco tiempo que lleva como matador de alternativa.
Nombres que se unen a los de los hierros de la familia Molina Colmenares, herederos del legado dejado por don Hugo Domingo Molina, que se complementará con otros que este jueves en el Salón de Damas del Club Demócrata, se estarán develando por esta nueva empresa, como es la que se denomina Fiesta Brava, cóctel peligroso de egos e intereses que la integran, que ojalá lleven a buen puerto esta apuesta que no solo es de los mencionados empresarios, sino de la propia C.A. Plaza de Toros de San Cristóbal, ente que al fin y al cabo es la responsable de los destinos del máximo escenario taurino en la capital tachirense y responsable ante su afición del resultado tanto artístico como social para una ciudad donde sus máximas autoridades gubernamentales están empeñadas en convertirla en un acontecimiento.
Por su parte en Mérida la situación, pese a la designación de nueva junta directiva de COREMER e incluso de Comisión Taurina Municipal, los vientos no soplan a favor por lo “empastelado” que está el asunto del litigio que mantiene la propia COREMER con la polémica Empresa Taurina RAMGUERTAURO, problema que arrastra la directiva reciente tras la desastrosa gestión de la anterior, un despropósito de principio a fin, que mantiene en este momento al máximo escenario taurino sin empresa para montar lo que podrían ser los tres festejos mayores en el marco de la edición 2022 a finales de febrero próximo, de un devaluado “Carnaval Taurino de América” donde se ha sucedido en los últimos años despropósito tras despropósito, que nos ha llevado a esta bochornosa situación, inédita en el más de medio siglo de larga y gloriosa historia de nuestra plaza de toros, que por cierto la entregaron la junta directiva saliente totalmente tirada en el abandono tras cuatro años donde ni siquiera se acordaron de echarle una manita de pintura.
En fin, esperemos que a poco más de 50 días, no se nos haga tarde (nos caiga la noche dirían por allí) y tengamos que lamentar que por mezquindades y egos elevados a la enésima potencia, por gente no capacitada en gestiones taurinas, la Feria del Sol 2022 se vea en la negra historia de no albergar su cita ferial, pues un litigio en tribunales así lo haya impedido. Poco más o menos le importa a quienes tienen la responsabilidad de resolver esta situación en este momento que de lejos denota vergüenza y pena, a lo que siempre había sido la cita ferial emeritense, organizada y pulcra en su gestión hasta que…
Y a todas estas, la última palabra la tendrá cómo se comporte la pandemia de COVID, que aún aun no cesa en hacer estragos a nivel sanitario, económico y social a un país y en particular a una ciudad como Mérida, donde literalmente estamos supeditados al día a día.
