En 2016 la ganadería de Fuente Ymbro celebrará veinte años de existencia. Casi dos décadas que han dado para mucho, para consolidarse en las ferias, para moldear un tipo de toro que genera emoción y espectáculo y para que con él se hayan podido escribir muchas páginas de oro de la historia reciente del toreo. La última de ellas en Sevilla el pasado mes de junio en una tarde memorable con dos novilleros y el ganadero por la Puerta del Príncipe. Ricardo Gallardo hace balance, también autocrítica, y se muestra satisfecho con lo acontecido en la última temporada y en las precedentes. No es para menos, sus fuenteymbros siempre han estado arriba. Y ahí siguen.
PUERTO DE SAN LORENZO: Apuesta ganada en Madrid
TORRESTRELLA: Un latido de distinción
MONTALVO: Resultados que ilusionan
MONTEALTO: Conjugando clase y bravura
EL VENTORRILLO: Por el camino de la evolución
– “Lo de Sevilla fue algo muy fuerte. Esa plaza, esa gente, ese ambiente… esas embestidas y esos chavales toreando. Es algo irrepetible que no me lo va a quitar ni me lo debe quitar nadie porque es nuestro”
– “El de Zaragoza de Fandi es el toro más importante que se ha lidiado este año en España. Embistió incansable desde que salió hasta que murió de puro bravo”
– “A Fuente Ymbro no la cambio por ninguna. Yo no digo que la mía sea la mejor, pero que no la cambio por ninguna otra ganadería, eso seguro”
– “Posiblemente, yo no digo que no, tengamos la ganadería más enclasada que antes. Lo que tengo claro es que sigo buscando el toro que quiera coger la muleta abajo y tenga obediencia”
– “Hay que seguir trabajando para mantener este estatus, un estatus que además es nuestro, nos lo hemos ganado nosotros. No se puede decir que los toreros nos hayan ayudado mucho para alcanzarlo”
– “El que lleva a la gente a la plaza y el que interesa más es el torero, eso es evidente. Y las figuras que mandan no son partidarias del toro que da espectáculo, quieren el toro que deje estar y componer su faena. Eso ha pasado siempre y seguirá pasando”
Lea AQUÍ la entrevista completa en su Revista APLAUSOS Nº 1952