La revolera

Siempre nos quedará Pamplona

Paco Mora
jueves 11 de julio de 2013

Corrida de Dolores Aguirre seria, dura y complicada, que sin ser la fiera corrupia no era, ni mucho menos, apta para los figurines del esto quiero y esto no quiero…

Corrida de Dolores Aguirre seria, dura y complicada, que sin ser la fiera corrupia no era, ni mucho menos, apta para los figurines del esto quiero y esto no quiero. Escribano sigue sin echar ni un borrón en la plana que inició en la Feria de Abril de Sevilla y ha rubricado en los Sanfermines de Pamplona. Le ha faltado un pelo para abrir la puerta grande al rubicundo torero sevillano, pues se entrega sin reservas ante todo lo que sale por los chiqueros, comenzando a “porta gayola”, levantando bien los brazos en banderillas, fajándose con la franela y yéndose detrás de la tizona a la hora final. Cosa parecida ocurre con Del Álamo, que con dos toros difíciles ha hundido las zapatillas en la arena tragando lo que no está en los escritos, sin que al final, después de una faena firme y laboriosa con la que tapó muchos defectos a su segundo oponente, le fuera reconocido por el mocerío de las peñas, que ya no estaba por la labor de lo que ocurría en el ruedo. ¡Lástima! Porque Juan del Álamo está hecho un jabato, aunque después de cortar dos orejas en Madrid en Mayo y en Junio, el teléfono de su apoderado siga sin sonar. Da escalofrío sólo pensarlo. ¿Cómo estará el país para que ya no sirvan ni las orejas de Madrid, a toreros nuevos que lo tienen todo por hacer y tienen con qué hacerlo?

Dicen que crece la indignación entre los ciudadanos de estas Batuecas, pero uno lo duda, porque, si eso fuera cierto, toreros como Escribano, Álamo y López Simón por ejemplo, serían los favoritos de ese público harto de insípidas exquisiteces y embustes, y sin embargo pasan meses sin vestirse de luces. A los de mi generación nos tocó la guerra civil, la hambruna de la posguerra, el stajanovismo de las horas extraordinarias del milagro español y la noche sin fin de esta rabiosa crisis económica: ¿Nos habrá tocado también ver cómo la Fiesta de los Toros se consume poco a poco? Menos mal que siempre nos quedará Pamplona por San Fermín…

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