EN DEFENSA DE LOS NIÑOS EN LOS TOROS (IV)

A más toros, menos violencia

Rafael Comino Delgado
viernes 04 de diciembre de 2020

Si fuese verdad que cuando los niños ven toros de mayores son violentos, agresivos e incívicos, todos los españoles tendríamos que serlo, pues vimos toros de pequeños, algunos muchas veces. Esto también pasa en Portugal, en Francia, en Méjico, en Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela (donde el más violento, incívico y criminal es Maduro, curiosamente antitaurino). Sin embargo:

a) Según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito, somos el país número 15 en estos aspectos;

b) Somos el país más seguro y con más calidad de apoyo social;

c) Según el Pew Research Center somos el primer país de la OCDE en tolerancia a la homosexualidad.

En datos recogidos por el Observatorio Francés para las Culturas Taurinas, en el sur de Francia, donde más arraigada está la tauromaquia, precisamente hay menos delitos de violencia que en el resto del país.

Los niños tienen derecho a participar en la vida cultural de sus países, lo que cobra especial importancia en España, donde la tauromaquia es Patrimonio Cultural Inmaterial, por lo que al impedirles acceder a las plazas de toros o las escuelas taurinas se conculcan sus derechos

Pero es que además, según se recoge en la Declaración de los Derechos del Niño de 1959, ratificada en la Convención de 1989, y por tanto de obligado cumplimiento para los 196 países que la suscribieron, tienen derecho a participar en la vida cultural de sus respectivos países, lo que cobra especial importancia en España, donde la tauromaquia es Patrimonio Cultural Inmaterial, por lo que al impedirles acceder a las plazas de toros o las escuelas taurinas se conculcan sus derechos, aunque ya sabemos que hablarle a los podemitas de derechos es perder el tiempo. El único derecho que reconocen es el de decir “sí” a lo que ellos piensen y salir a la calle a destrozar todo lo que esté a su alcance y agredir a las personas decentes cuando sus líderes lo ordenen.

La verdad es muy tozuda, y demuestra que precisamente los verdaderamente violentos son los antitaurinos, como ponen de manifiesto en sus actos. Pregunto: ¿Hay alguien más violento, en España, que Pablo Iglesias, que incita a sus seguidores a salir a la calle y destrozar lo que encuentren a su paso, a agredir a la Policía y a los que piensan diferente? ¿Hay alguien más violento en España, que los podemitas? Tienen miembros condenados a cárcel por agresión, como Andrés Bódalo y Alberto Rodríguez, o por asesinato como Rodrigo Lanza… Hemos visto que en las manifestaciones de la derecha todo transcurre dentro del orden, mientras que en las de los podemitas o izquierda radical, todo es violencia, insultos y desorden; lo arrasan todo, son una jauría salvaje.

La verdad es muy tozuda y demuestra que precisamente los verdaderamente violentos son los antitaurinos, como ponen de manifiesto en sus actos

Todos los autores de escritos en los que se dice que ver toros traumatiza a los niños y les lleva a ser de mayores maltratadores y asesinos, tienen unas características comunes que les definen:

a) No saben nada de tauromaquia. Son ignorantes en esta materia, pero opinan sobre ella, sin el más mínimo rubor;

b) Consideran a la tauromaquia maltrato animal, cuando no directamente tortura y crueldad. La tauromaquia no es ni tortura ni crueldad. Quien lo diga es un ignorante, o está mintiendo, o la dos cosas. La tauromaquia no es maltrato animal. Les pregunto, y pregunto a los que dicen que es maltrato animal: ¿considerarían maltrato tener a una cabra durante una semana a 50 ºC bajo cero? Creo que todos contestarían que sí, y yo también. Después les pregunto: ¿considerarían maltrato animal tener a un pingüino durante una semana a 50 ºC bajo cero? Todos contestarían que no. Bien, pues ahora les digo: exigir a un toro, animal que fisiológicamente, por su sistema neuroendocrino, está especialmente diseñado para luchar, para atacar hasta la muerte, que luche durante quince minutos, dentro de unas normas preestablecidas, tampoco es maltrato animal;

c) Toman como científicos datos que no pasan de ser opiniones pobremente razonadas, para llegar a conclusiones que saben que son falsas;

d) Mienten para conseguir su propósito…

(continuará)

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